EDITORIAL

Comienza el show en Neuquén

El miércoles Gutiérrez inaugura las sesiones en la Legislatura. El MPN vela armas antes de la batalla buscando disciplina interna. Los distintos enfoques se ponen a prueba.
sábado, 25 de febrero de 2017 · 18:31

Este miércoles comenzará oficialmente el año electoral en Neuquén. Ya había empezado desde el costado opositor, con el lanzamiento de la campaña de Ramón Rioseco, aspirante a una banca en el Congreso Nacional, un lugar más saludable para sus aspiraciones que el Parlasur, aun inexistente y con destino incierto. Pero el miércoles hablará Omar Gutiérrez en la Legislatura para inaugurar el año de sesiones ordinarias, y ese –su discurso- será el punto de partida que, para bien o para mal, tomará el MPN para comenzar su propia campaña, que será más importante en la capital neuquina que en ningún otro distrito.

"Escuchen, y lean, el discurso del Gobernador” se ha recomendado en la víscera más sensible del MPN, que es la Casa de Gobierno, a esta altura, casi el hogar de este partido. La recomendación se hace en medio de una gimnasia inusitada de preparación para la batalla. El "gutierrismo” vela las armas como si se viera el humo de los fuegos enemigos ya en el horizonte, allende las trincheras. El Gobernador, recién retornado de una gira breve entre Boston y Washington en la que sacó lustre a la marca Neuquén-Vaca Muerta, hablaría ante los diputados no más de una hora, y mostraría además como novedad un video, de unos cinco minutos, como compendio de su gestión de un año. Presentará una veintena de proyectos de ley, pero la expectativa está puesta en el enfoque político, que se concentraría en ratificar la impronta, acentuar la singularidad del cambio que pretende liderar, y, en definitiva, remarcar el proyecto político que aspira a consolidar, elecciones mediante, este año.

Precede el discurso una aparición mediática de su compañero de fórmula, y de gobierno, el presidente de la Legislatura, Rolando Figueroa. En el reportaje publicado por el diario Río Negro, el popular "Rolo” enfatiza de manera distendida en lo macanudo que es el MPN, capaz de admitir opiniones y enfoques diversos. Sostiene, con esa naturalidad fácil, que con Gutiérrez piensan distinto a menudo, pero que están absolutamente de acuerdo en confirmar otro axioma del MPN, que es nunca poner en juego ni en duda la gobernabilidad.

Sin embargo, a los gestos tranquilos y amables hacia afuera, le corresponde hacia adentro un rictus bastante amargo que impulsa la obediencia debida como consigna. "Este será un año difícil, tenemos que estar preparados”, se dice en los corrillos del poder, para denunciar a troche y moche presuntos intentos desestabilizadores. La disciplina en el MPN remite a la necesidad de unión ante el desafío de los de afuera, pero también, y fundamentalmente, ante la acción interna que no se puede controlar con la facilidad tal vez imaginada. La batalla se prepara, así, con dientes apretados y bolsillos restringidos: "Omar quiere dar otro paso hacia el déficit cero. Lo quiere en 2019”, se afirma, dejando de paso la sugerencia de una aspiración a la reelección probable.

A estas urgencias, se le contrasta como catalizador de la situación el imparable aumento del conflicto estatal, que repercutirá más o menos en la sociedad según el humor que predomine. El jueves 2, al otro día del discurso, habrá una nueva reunión con ATEN, aunque ya se le dijo a sus dirigentes, según aceptó el propio Marcelo Guagliardo, que la propuesta del gremio (40 por ciento de recomposición salarial) no es aceptada. En ese encuentro el gobierno podría entregarle a Mariano Gaido algunas simulaciones de recomposición para que el gremio las evalúe, y de paso, que se hagan públicas como muestra de buena voluntad del Ejecutivo. Sin embargo, esto no bastaría para frenar el paro de los días 6,7 y 8, fijados por la CTA como el principio de la inexorable característica del año: profundizar la lucha contra el modelo Gutiérrez-Macri.

Esta escalada conflictiva será inevitable, pues tiene tanto razones políticas como de estricta reivindicación sectorial. Ya se está organizando, por ejemplo, la conmemoración del décimo aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba, que se cumple el 4 de abril. Será una ocasión de repercusión nacional, que la CTERA potenciará contra el gobierno de Mauricio Macri y el de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, y que también vivirá con fuerza la UNTER rionegrina, también en pelea directa contra el gobierno de Alberto Weretilneck. El año electoral puede ser también el año del agravamiento de la crisis educativa, pues aunque suene linda la consigna de que los maestros también enseñan con la lucha, lo cierto será, más probablemente, que al desastre del año pasado le continúe otro igual o peor este año, y que la "lucha” sea, para los padres de chicos en edad escolar, conseguir que no agreguen otro gorro de burro al prontuario.

El aniversario Fuentealba será vivido más intensamente en Neuquén, obvio, y tendrá su significado político concreto en la consigna que ya pintó ATE en las paredes de la frustrada inauguración de la sede de SADAIC: "Gutiérrez = Sobisch”, alusión a una represión militarizada que en realidad este gobierno neuquino actual nunca utilizó como recurso. Más bien, hizo todo lo contrario, estirando el diálogo a veces hasta lo exasperante, si se lo mide con la estricta vara de los resultados.

¿Qué puede cambiar esta presunta inexorabilidad fatalista? Es posible que lo único que puede favorecer al gobierno neuquino, es precisamente lo que no está en sus manos manejar. Si la economía nacional muestra algún signo de recuperación, más allá de la tibieza de estos primeros meses, si el humor de perros de la ciudadanía recibe algo para amagar de vez en cuando una sonrisa, el MPN oficialista podrá capitalizarlo para sí. De pasar lo contrario, el MPN tendrá que remontar la cuesta solo ayudado por sus temores y dudas.

Ninguna de estas características garantiza el éxito.

Rubén Boggi

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