CARRERA SANITARIA

Es hora de cambiar Salud, aunque Quintriqueo no quiera

Es el debate más importante que se lleva a cabo en medio del presunto fin de la pandemia y sus horrores.
viernes, 29 de octubre de 2021 · 10:49

El martes 2 de noviembre, la comisión de Legislación y Asuntos Laborales, de la Legislatura neuquina, recibirá a la ansiosa comisión directiva del gremio ATE, encabezada por su secretario general, el kirchnerista cristinista -conserva intacta su fe- Carlos Quintriqueo. Ese mismo día, y a la misma hora, ese sindicato estatal que presume de ser "el más importante", concretará un "paro y movilización" (palabras relacionadas siempre en el catecismo sindical presuntamente combativo) en anunciada defensa del Convenio Colectivo de Salud.

Los legisladores de la mentada comisión escucharán, pero más que nada dejarán testimonio grabado y escrito del rechazo de ATE a la Ley de Carrera Sanitaria. Será una formalidad: el gremio que conduce Quintriqueo ha tildado el proyecto de "inconstitucional" e "inviable". Con esa calificación no está de acuerdo la mayoría del cuerpo legislativo, que retomó el debate sobre una iniciativa que estaba "dormida", después de la pequeña hecatombe que fue para el establishment estatal y particularmente para el MPN la rebelión de los "elefantes", una cruzada antiburocrática que nació en los hospitales en plena pandemia, superó los límites del control gremial ortodoxo, le pasó por arriba a Quintriqueo y el resto de los dirigentes, y dejó clavada la casi certeza de que había que modificar la situación en el sistema de Salud provincial.

La carrera sanitaria y el convenio colectivo del sector salud (que impulsó ATE empecinadamente) aparecen, pues, como contradictorios y confrontando en el corazón político del sistema. La realidad ha conseguido que el propio MPN, que negoció con Quintriqueo y lo designó extraoficialmente como representante del poder político y contenedor de los presuntos excesos alimentados por izquierda en los hospitales, modificara su postura. Lo que se aprobó hace muy poco -el convenio colectivo- ha demostrado no ser conveniente en función de su parcialidad: es la hora de escuchar a los profesionales de la Salud, al sindicato que los representa (Siprosapune) y a una ancha franja de trabajadores que discrepan con la metodología instalada por la "burocracia sindical" representada por Quintriqueo.

La reacción ante esta realidad es, previsiblemente, de apriete, presión, extorsión. Un sistema que le ha dado resultado, a expensas de la democracia e incluso de las leyes y los derechos humanos, a toda una camada de dirigentes sindicales, hábiles vividores a costa de los dineros públicos, que han contribuido en los últimos 30 años de la provincia a consolidar un mega Estado que se lleva la mayor parte de los recursos económicos sin dar, a cambio, más que migajas de servicios al conjunto de la población.

Esa camada de sindicalistas estatales, que Quintriqueo representa solo en parte, es la que se enfrentará a la decisión de la mayoría de los diputados, representantes elegidos por el voto, del pueblo de la provincia, no de un sector, no de un gremio, no de un estatus de privilegio, sino de toda la comunidad.

El sistema de Salud neuquino, puesto a prueba en los dos últimos años, los más difíciles de su historia, necesita repensarse y renovarse, pensando en el bien común, no en la avidez económica y política de la gran corporación cívico-gremial que hace sus negocios apoyada en la oscuridad de los laberintos de la mega burocracia del Estado.

 

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