Por un lado el juicio que se le sigue (o se le persigue) a Jorge Sobisch ha tomado ribetes que no se le contabilizaban. Al menos en los términos que los consecuentes persecutores del ex gobernador esperaban. La parafernalia que se estimaba que hubiera fue una espuma que se agotó tras la primera audiencia. La foto más valiosa de los últimos años (Sobisch sentado en un banquillo) no tuvo lugar. El ex mandatario neuquino realizó su alegato parado y aprovechó la ocasión para formular su propia versión de "la historia me absolverá”. Rodeado de familiares y amigos Jorge Sobisch hizo su descargo respecto de los hechos que se le endilgan y de paso bajo línea tal cual ha sido su estilo político siempre.
Por primera vez en mucho tiempo todos los protagonistas del enfrentamiento más aguerrido de los últimos años de la política neuquina estuvieron juntos en un puñado de metros. Así me lo cuenta este tábano justiciero que estuvo en el tribunal compartiendo los últimos días de este templado otoño.
Lo cierto es que aparecieron todos los protagonistas de esta novelada pelea. Y nada se escapó al tábano que asistió a la audiencia.
Hasta aquí la pelea esperada es un bluf tal como resultó la publicitada pelea de "Maravilla” Martínez con el afamado Coto que lo destronó.
A nuestro tábano amigo lo que más lo impresionó fueron los reflejos del defensor Martín Segovia quien dejó muy explicitados unos conceptos ante el Tribunal respecto a un posible falso testimonio de los ex policías Seguel y Morales. Dos buenos policías utilizados por la querella, que ahora quedan desprotegidos ante esta posible denuncia de falso testimonio y que quedan expuestos a penas de 4 a 10 años, no excarcelables. Lo que mi amigo el tábano se preguntaba es que pasará? Se harán solidarios responsablemente sus abogados patrocinantes? Hasta adonde los acompañarán Mendaña y Palmieri? Con esa angustia se fue a cuarteles de invierno nuestro curioso tábano.