UNA HISTORIA DE TAPADAS Y DESTAPADAS
El Concejo vuelve a debatir sobre el anfiteatro Gato Negro
Se evalúa dotar de iluminación y mejoras al anfiteatro que fue tapado por topadoras municipales y desenterrado por artistas.La historia reciente del anfiteatro del Parque Central comenzó en 2012, cuando tras haber sido literalmente sepultado y destruido por las topadoras del entonces intendente, Horacio “Pechi” Quiroga, resurgió dos veces de entre los escombros, por la labor de artistas y vecinos que al final lo rescataron.
Fue por aquel entonces cuando adoptó el nombre de Gato Negro, debido al felino que “la resistencia” encontró oculto y asustado entre las ruinas. Hubo una reconstrucción y recobró su perfil de “olla escalonada”. Lo nuevo es que el Concejo Deliberante neuquino avanza en un proyecto para revalorizar dicho espacio.
Hace apenas unos pocos días, la comisión de Servicios Públicos mantuvo una reunión vía Zoom en la que participó el subsecretario de Cultura y Deporte del municipio capitalino, Mauricio Serenelli, y en la que se abordó un proyecto destinado a dotarlo de mejoras y luminarias. La iniciativa fue presentada por la concejala de Libres del Sur, Cecilia Maletti.
“Entendemos que hay que mejorar desde la cartelería hasta la iluminación y el mantenimiento, como así también la posible construcción de un baño”, dijo el funcionario; y consideró que “hay cuestiones que podemos ir incorporando durante el transcurso de este año y otras que podemos prever para el próximo año”.
Hace nueve años, Quiroga mandó a tapar el anfiteatro, con los argumentos de que se había convertido en un aguantadero -también en improvisado baño público- que no tenía utilidad y que era necesario jerarquizar ese sector del parque, ubicado a metros de la avenida.
Su propuesta de extender el verde y construir un escenario en los arcos romanos (ahí muy cerca, en el mismo parque) no conformó a los artistas callejeros ni a la gente de la cultura vernácula, que para entonces ya contaban con el respaldo de agrupaciones políticas, siempre atentas a la capitalización de estas cuestiones.
Luego, en 2014, el Concejo Deliberante oficializó el nombre de Gato Negro, que le habían asignado aquellos que lo desenterraron, en rotunda resistencia a las topadoras municipales.