El testimonio de Nazarena Di Serio estremeció al público y volvió a poner sobre la mesa la violencia que muchas periodistas enfrentan por su exposición mediática. La conductora de Canal 13 relató cómo un caso de acoso que comenzó con mensajes inofensivos terminó convirtiéndose en una pesadilla que duró más de un año.
Todo comenzó cuando la periodista empezó a recibir obsequios extraños en el canal. “Empecé a recibir regalos, en el canal, bastante intimidantes”, contó en el programa A la Tarde. Con voz firme pero conmovida, reveló el momento que la marcó: “Me mandaron un cuadro con fotos recortadas de mi familia y amigos. Eso me asustó bastante porque habían entrado a las cuentas de Instagram que yo seguía y sacaron sus caras”.
A partir de ese episodio, su entorno laboral decidió intervenir de inmediato. “Me cuidaron. Lo primero que me dijeron cuando vieron eso fue que vaya a hacer la denuncia y tomamos cartas en el asunto. Me dieron un botón antipánico, pero tuve una muy mala experiencia”, recordó la conductora.
Ese dispositivo, que debería garantizar la seguridad de las víctimas, terminó generándole más angustia. “Funciona con señal y es muy viejo. Si pierde conexión o se apaga, la policía te llama y tiene que ir a constatar que estés bien. Yo lo entregué por voluntad propia porque me tenía harta, era insoportable”, explicó, dejando en evidencia las falencias del sistema.
Durante meses, Nazarena Di Serio convivió con el miedo. “Yo había dejado de seguir a todos, por un tiempo, porque hasta mis amigos tenían miedo. Ahora, si tengo que subir que estoy en un lugar, lo hago después cuando ya estoy en mi casa. No subo cosas de donde vivo, ni de mi familia”, relató sobre las medidas que tuvo que adoptar para protegerse.
A pesar del tiempo transcurrido, el acoso no desapareció por completo. En mayo de 2025, la periodista volvió a recibir mensajes de un hombre que la hostigaba con comentarios y fantasías violentas. “Diciéndome cosas asquerosas y fantasías irreales que se inventa”, denunció.
Su relato se suma al de otras comunicadoras, como Agustina Peñalva, que también dieron a conocer sus experiencias de acoso y hostigamiento. En todos los casos, el miedo y la exposición se repiten, pero también la necesidad de hablar para visibilizar una realidad que atraviesa los medios.
Con valentía y sin filtros, Nazarena Di Serio decidió contar su historia no solo como un desahogo personal, sino también como una advertencia. Su voz, atravesada por el miedo pero también por la fortaleza, refleja el mensaje que busca transmitir: nadie debería naturalizar el acoso, y es fundamental denunciarlo antes de que sea demasiado tarde.