En medio de una entrevista cargada de recuerdos y resignificaciones, Fátima Florez volvió a abrir uno de los capítulos más comentados de su relación con Javier Milei. No fue sobre viajes, gestos románticos ni discusiones políticas: la actriz eligió detenerse en una foto que, por error, terminó expuesta al mundo y se convirtió en uno de los momentos más explosivos de ese romance.
La imagen, publicada accidentalmente en su Instagram, mostraba la cama de la humorista con sábanas mojadas y una mancha sobre un acolchado violeta. En aquel momento, las especulaciones fueron inmediatas: la foto se viralizó, se llenó de teorías maliciosas y alimentó el ruido mediático alrededor de la pareja. Lo que nadie conocía —hasta ahora— era la historia real detrás de ese cuadro doméstico.
En diálogo con La Nación, Fátima Florez decidió contarlo con precisión quirúrgica y un toque de humor. "Yo puedo explicar perfectamente lo que fue esa mancha en ese alcolchado. Nosotros nos divertíamos mucho. Simepre tuvimos mucha libertad y conexión. Estábamos tomando té porque ninguno de los dos toma alcohol", aseguró, dejando claro que la situación estaba muy lejos de las interpretaciones picantes que habían circulado.
El giro inesperado llegó cuando mencionó a los verdaderos responsables del accidente: sus gatos. "Yo tengo a mis hijitos, que son Mike y Harry, que son muy traviesos. Estaban ahí dando vueltas con nosotros en la cama. Los gatitos tiraron el té y se mojó la frazada.... quedó una cuestión con conotación sexual", explicó, confirmando que la mancha que causó tanto revuelo no tenía nada que ver con la versión instalada en redes.
Pero la anécdota no termina ahí. Fátima Florez reveló además cómo esa foto privada terminó publicada sin querer, dejando a la vista su costado más descontracturado. "Yo saqué una foto porque me dio mucha risa. Yo soy medio como Susana y, sin querer, toqué el teléfono y la foto se disparó. Me empezaron a llegar mensajes de periodistas que me preguntaban por la foto y ahí me di cuenta. De inmediato, la bajé, pero ya era tarde", recordó.
La historia, que en su momento detonó un escándalo viral, ahora vuelve recontada desde la intimidad y el humor que Fátima suele poner incluso en los episodios más incómodos. Y si algo dejó claro es que, detrás de aquella foto que recorrió todos los portales, no había una escena secreta ni un mensaje en clave. Solo una taza de té, dos gatos inquietos y un toque de torpeza tecnológica que terminó escribiendo uno de los capítulos más inesperados de su relación con Javier Milei.