Catalina Gorostidi sigue dando que hablar tras su paso por Gran Hermano Argentina. La médica santafesina no solo hizo historia al ser la participante que más veces ingresó a la casa, sino que también expuso las luces y sombras de su vida personal, incluyendo un duro problema de salud que decidió contar públicamente.
Desde su llegada al reality, la salud de Catalina Gorostidi fue tema de conversación tanto dentro como fuera de la casa. Todo comenzó con un comentario de Sandra Priore sobre su apariencia física, que encendió las alarmas en el público. Poco después, la propia Cata admitió que luchaba desde hace años contra un trastorno alimenticio.
Esta semana, en su visita al programa LAM, Catalina Gorostidi decidió abrir su corazón y profundizar sobre su experiencia. Reveló que antes de ingresar al show estaba bajo tratamiento médico y que la producción le había prometido estar atenta a cualquier señal de alarma relacionada con su condición.
"Esta enfermedad me acompaña desde que tengo 17 años", confesó conmovida. También explicó que la decisión de entrar a Gran Hermano fue una forma de buscar una salida a la oscuridad emocional que sentía en ese momento. "Necesitaba algo que me motivara a cambiar", admitió.
Catalina Gorostidi contó que, a pesar de las advertencias de los médicos y de su entorno, a veces caía en viejos hábitos. "Había momentos donde volvía a pesarme constantemente y dejaba de comer", relató con crudeza, recordando algunas recaídas dentro del propio reality.
En un pasaje especialmente doloroso de la entrevista, Catalina Gorostidi reveló que en su casa le prohibían tener una balanza para evitar obsesionarse con su peso. Sin embargo, en secreto, ella logró hacerse de una: "A escondidas, me compré una balanza", admitió, reflejando lo difícil que era para ella controlar su enfermedad.
A pesar de todo, Catalina Gorostidi rescató el lado positivo de su experiencia en Gran Hermano. Contó que conoció personas que fueron claves en su recuperación emocional y que la ayudaron a ganar confianza. "Para mí, fue como una segunda oportunidad", aseguró.
La historia de Catalina Gorostidi no solo expone la dureza de convivir con un trastorno alimenticio, sino también la importancia de encontrar redes de apoyo en los momentos más difíciles. Su testimonio deja un mensaje de lucha, esperanza y resiliencia.