Rocío Marengo atraviesa uno de los momentos más movilizantes de su vida. La llegada de su primer hijo, Isidro, estuvo lejos de ser un camino simple y lleno de calma. Aunque la felicidad por el nacimiento es inmensa, las primeras horas y días estuvieron marcados por la incertidumbre y la atención permanente del equipo médico que asistió el parto.
La modelo y conductora compartió con sus seguidores que el embarazo se complicó de manera inesperada. Una ruptura de placenta obligó a los profesionales de la salud a tomar una determinación inmediata para resguardar la vida de ambos. La urgencia del cuadro derivó en un parto de urgencia que se realizó en un contexto delicado y de alto riesgo.
Tras el nacimiento, Isidro debió permanecer internado en una incubadora, bajo estricta observación. La decisión médica fue clave para estabilizarlo y permitir que su evolución se diera paso a paso. Durante esos días, Rocío Marengo se mantuvo instalada en el sanatorio, acompañando cada avance con una mezcla de ansiedad, fe y esperanza.
En paralelo, Eduardo Fort estuvo presente en todo momento, acompañando a la flamante mamá y siguiendo de cerca cada parte médico. La pareja eligió vivir este proceso con cautela, priorizando el cuidado del bebé y evitando la exposición excesiva mientras atravesaban las horas más sensibles.
Finalmente, llegó una noticia que trajo alivio y emoción. Los médicos determinaron que Isidro estaba en condiciones de salir de la incubadora y pasar a una cunita común. Un paso fundamental dentro de su recuperación, que fue celebrado con profunda gratitud por Rocío Marengo en sus redes sociales.
La alegría por este avance no opaca el recuerdo de lo vivido. La propia Marengo reconoció que fueron días muy duros, de mucha tensión y miedo, pero también de aprendizaje. El acompañamiento médico y el sostén familiar resultaron esenciales para transitar el momento.
En medio de este escenario, la artista también se tomó un espacio para agradecer públicamente a su madre. Sus palabras reflejaron la importancia del apoyo emocional y del ejemplo recibido, que hoy la fortalecen en esta nueva etapa de maternidad.
Mientras espera el alta definitiva para regresar a su hogar junto a Isidro y Eduardo Fort, Rocío Marengo continúa compartiendo pequeñas señales de esperanza. Cada mejora es celebrada como un triunfo y confirma que, después de la tormenta, comienza a asomar la calma.