l presente de Rocío Marengo está atravesado por emociones extremas. Tras años de tratamientos, ilusiones postergadas y una espera que se hizo eterna, logró cumplir el sueño de convertirse en madre. Sin embargo, el nacimiento de su hijo no fue como lo imaginaba: ocurrió antes de lo previsto y en medio de una situación médica delicada que la puso al límite.
El parto se adelantó de manera repentina el 3 de diciembre, cuando los médicos detectaron complicaciones en el tramo final del embarazo. La intervención fue de urgencia y el bebé debió ser derivado inmediatamente a neonatología, donde permanece internado bajo cuidados especiales. Desde ese momento, cada día se convirtió en una mezcla de esperanza, ansiedad y fortaleza.
A través de sus redes sociales, Rocío Marengo decidió mostrar parte de este proceso. Con mensajes cargados de amor, se mostró firme al lado de su hijo Isidro, acompañando cada avance y sosteniendo emocionalmente una internación que no es sencilla. Día y noche, la mediática se mantuvo presente, priorizando cada indicación médica.
Durante el último fin de semana, por recomendación profesional, aceptó tomarse un breve respiro y salir a cenar con su familia. Ese gesto, lejos de ser comprendido, generó una ola de críticas en redes sociales. Algunos usuarios cuestionaron duramente su rol como madre, desatando una polémica inesperada.
Cansada de los ataques, Rocío Marengo hizo un fuerte descargo público. “La gran mentira de las redes”, escribió, y cuestionó los juicios apresurados basados en una imagen o una salida puntual. Con crudeza, dejó en claro que la realidad detrás de cámara es muy distinta a lo que muchos imaginan.
En ese contexto, reveló el dato más impactante: “Se me desprendió la placenta. El parto fue de urgencia y tuve riesgo de vida”. La confesión generó conmoción entre sus seguidores y expuso la gravedad de una situación que decidió transitar con perfil bajo hasta ahora.
En paralelo, llegó una noticia alentadora. El hijo que comparte con Eduardo Fort, Isidro Fort Marengo, mostró una evolución favorable y pasó de Neo 1 a Neo 3 dentro del área de neonatología del Sanatorio Otamendi, un avance clave en su recuperación. El progreso fue celebrado por su entorno y significó un alivio enorme tras días de tensión.
Con emoción y firmeza, Rocío Marengo cerró su mensaje con una frase contundente: “Jamás me van a hacer dudar de mi rol como mamá”. Mientras acompaña la recuperación de Isidro, se prepara para el momento más esperado: volver a casa y comenzar una nueva etapa.