Economía global

La verdadera guerra EE.UU versus China

Nota especial de Damián Riavitz, de maquinacapital.com , para Mejor Informado.
jueves, 29 de agosto de 2019 · 15:19

Los proveedores de servicios inalámbricos de todo el mundo están apurándose a adoptar redes 5G para impulsar autos autónomos, realidad virtual y ciudades inteligentes. No estamos hablando de millones de dispositivos conectados a la red, sino de miles de millones. Es lo que se conoce como la Internet of Things (IoT), cosas conectadas con cosas, automatización y robotización.

Según Deloitte, los países que sean primeros en adoptar la tecnología 5G podrían sostener por una década su ventaja competitiva contra los que no los sigan. Se espera que los países que primero adopten 5G experimenten ganancias asimétricas a través de su impacto macroeconómico, en comparación con aquellos que se quedan atrás.

El plan quinquenal de China prevé la inversión de us$ 400 mil millones en 5G durante los próximos años, muchísimo más ambicioso que todo el resto de los países occidentales en conjunto, lo que podría convertir a China en la próxima superpotencia.

En este informe desarrollamos una introducción a qué es la tecnología 5G, sus implicancias en la IoT y su potencial de desarrollo económico. Además la posición actual de China y el liderazgo en esta revolución de la mano de Huawei. Y por último qué está haciendo EE.UU. para contrarrestar la embestida del gigante asiático que amenaza con destronarlo en la supremacía por el poder mundial.

¿Qué es la tecnología 5G?

Las generaciones anteriores de redes móviles se dirigieron principalmente a los consumidores para voz y SMS en 2G, navegación web en 3G y transmisión de datos y video de mayor velocidad en 4G.

La transición de 4G a 5G servirá también para los consumidores, pero su mayor impacto vendrá por el lado de las industrias. La introducción de la tecnología 5G marcará el inicio de una nueva era en la conectividad e interacción de millones de dispositivos entre sí. Esto impactará en la productividad de las empresas en muchísimos ámbitos de la economía, al hacer los procesos más rápidos y eficientes.

Esto será posible ya que 5G: es 20 veces más rápido que 4G, por ej. descargas de 20 gb/seg, contra 4G 1gb/seg, tiene la capacidad de manejar más un millón de dispositivos conectados/km2 simultáneamente con una latencia de milisegundos, y utiliza la potencia y las frecuencias de radio de manera mucho más eficiente.

Mientras el 4G conectó personas con personas, el 5G habilitará la conexión de un número ilimitado de máquinas con otras máquinas, es decir cosas con otras cosas. Es la autopista que hará posible que funcione el Internet de las Cosas (Internet Of Things o “IoT”). El tiempo de reacción de un milisegundo de 5G es diez veces más rápido que la experiencia humana, lo que le da a la interfaz hombre-máquina una sensación de «vida» reactiva. La automatización podría traer un impacto colosal. Sabemos por ejemplos de redes sociales que cuanta más gente se conecte, más útil o valiosa se convierte la red, atrayendo más y más conexiones. Este «efecto de red» también es cierto para el IoT.

China y el 5G

El formato de la tecnología 5G basado en las especificaciones que China impulsa, está diseñado para funcionar independientemente de las redes 4G. Por este motivo los operadores necesitarán reconstruir sus redes centrales e instalar nuevas estaciones base 5G para poder implementarla.

Así como la tecnología plantea grandes mejoras en velocidad, latencia y capacidad, plantea como contrapartida la necesidad de cinco veces más sitios de antenas que la tecnología 4G. Por lo tanto, un elemento crucial del despliegue del 5G es la instalación de nuevos sitios inalámbricos, o mejor dicho, la capacidad para poder desplegarla.

China domina ampliamente en este frente. Durante 2017, China Tower, el operador estatal de torres de telefonía celular, agregó 500 antenas de celulares diarias y hoy en día cuenta con un estimado de más de dos millones de antenas inalámbricas, en comparación con aproximadamente algo más de 200.000 en los Estados Unidos. Esta diferencia de velocidades de despliegue de la tecnología posicionarían a China con gran ventaja sobre EE.UU. en la carrera por el 5G.

La consultora EY estima que entre 2019 y 2025 se destinarán más de US$ 200 billones en inversiones en 5G en China. Estiman además que para 2025, casi 600 millones de personas se encuentren conectadas a la tecnología. Beijing ha establecido centros de innovación de productos, proyectos especiales y bases de fabricación para desarrollar los componentes clave, incluidas partes de radiofrecuencia y chips. La ciudad pretende que sus compañías tecnológicas alcancen una participación del 10 % en el mercado global de componentes 5G.

Xiongan New Area, una nueva ciudad de seis millones de habitantes, ubicada a sesenta millas de Beijing, dará la bienvenida a sus primeros residentes en 2020, se está conectando íntegramente en 5G. Los residentes no encontrarán semáforos, muchos vehículos autónomos, reconocimiento facial que les proporcionará accesos y podrán llegar a la capital a través de un tren Maglev sin conductor que viajará silenciosamente a 120 mph. Una verdadera ciudad del futuro diseñada para ofrecer los mismos aumentos de productividad relativa para sus residentes que la Revolución Industrial dio a Inglaterra en el siglo XIX.

Bien Pérez y Li Tao dicen: “El gobierno chino quiere que todas las industrias usen la infraestructura más avanzada para mejorar la productividad. Esta es una agenda estratégica, y creen que 5G ayudará. China tiene planes muy ambiciosos para promover el Internet industrial de las cosas, la computación en la nube y la inteligencia artificial (AI), cuyas capacidades requieren el soporte de redes 5G completamente nuevas”.

Huawei

Huawei emplea a 700 matemáticos, 800 físicos, 120 químicos y 6,000 investigadores. De sus 87,805 patentes, 11,152 fueron otorgadas en los EE. UU., y la compañía tiene acuerdos de licencias cruzadas para patentes con numerosas compañías occidentales.

Su smartphone insignia se ensambla con solo 28.5 segundos de mano de obra humana en una planta automatizada de alta tecnología con una superficie de 1,4 km2.

Sus más de 30 líneas de producción producen 2 millones de smartphones por mes.

La división de semiconductores de Huawei, HiSilicon, es la única compañía que proporciona competencia de alto nivel a las americanas Qualcomm y Nvidia, y en algunas áreas, está cómodamente por delante.

 

El teléfono 5G de Huawei se lanzaría en septiembre de este año, mientras que Apple lanzaría el suyo recién en septiembre de 2020.

Hoy en día, al controlar todos los aspectos de la tecnología, Huawei es la empresa líder mundial en todo el sistema 5G. Controla su propio silicio de punta a punta, produce todos los elementos de las redes 5G, incluidos los chips, y los instala a escala nacional. La empresa produce además todos los elementos de los sistemas 5G y los ensambla llave en mano, desde antenas a las estaciones de energía necesarias para operarlas.

Huawei ha enviado más de 25,000 estaciones base 5G en todo el mundo, desplegó redes 5G en más de 10 países y se encuentra desplegando 5G en 20 países durante 2019.

La guerra «comercial» EE.UU-China

Si bien es indiscutido el liderazgo de Huawei en 5G, la compañía depende mayormente de empresas norteamericanas para la provisión y ensamblado de las partes necesarias en las mayorías de sus dispositivos. Google para el sistema operativo Android, Intel y Qualcomm para los procesadores,  y ARM para chips, por citar sólo algunas empresas. El mes pasado el Gobierno de EE.UU. prohibió a las empresas norteamericanas seguir comerciando con Huawei. Esto dañará seriamente las finanzas de la compañía, y probablemente al menos retrasará sus planes de expansión en 5G. Todo dependerá de la capacidad de Huawei de reemplazar los componentes de empresas americanas por otros de terceros o de propia producción. Es sabido que la compañía, previendo esta situación, contaría ya con un sistema operativo alternativo que podría reemplazar y ser compatible con el de Android. Pero necesitará también proveedores alternativos para el resto de sus componentes.

Los EE.UU. califican a Huawei como un «riesgo de seguridad nacional», y si bien se han escudado bajo la excusa de ser “información clasificada”, el gobierno no ha aportado pruebas que el gobierno chino espíe a través de los dispositivos Huawei.

En declaraciones a la prensa, el propio Trump dijo “Huawei es algo muy peligroso. Cuando uno mira lo que han hecho desde el punto de vista de seguridad y desde el punto de vista militar, es muy peligroso”. Sin embargo inmediatamente declaró “Es posible que Huawei sea considerado en algún tipo de acuerdo comercial”. Es claro que si realmente Huawei representara un riesgo para la seguridad nacional de los EE.UU., ni siquiera podría ser considerado como parte de un tratado comercial.

En el frente internacional, EE.UU. se encuentra presionando al resto de los países de la Unión Europea para que cesen sus acuerdos con Huawei para la instalación de redes 5G en sus territorios. Alemania cuenta ya con tecnología 4G provista por Huawei, y la elección de otros proveedores significarían un incremento significativo de costos, y el retroceso de al menos dos años en sus planes de migración hacia redes 5G. Según fuentes reveladas por Snowden de la CIA, el mayor temor de los EE.UU. es no poder acceder a controlar o espiar dentro del territorio donde China imprima su huella con tecnología 5G. 

Conclusión

Es evidente que al ver amenazada su supremacía de poder, la declaración de esta guerra denominada comercial, es un intento de los EE.UU. de no quedar retrasados en la carrera tecnológica. Creo que es cuestión de tiempo hasta que sepamos si EE.UU. reaccionó a tiempo o demasiado tarde. Esta guerra “comercial” claramente busca frenar los planes chinos de desarrollo y expansión de la tecnología 5G a nivel global. Está aún por verse si China ha sido suficientemente previsora y cuenta con armas y planes de contingencia adecuados para hacer frente a esta nueva forma de guerra. Una guerra mal llamada comercial, es la guerra por el 5G, es la guerra por la tecnología, es la guerra por la información, es la guerra por el poder.

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