El ex secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, diplomático que dominó la política exterior cuando ese país se retiró de Vietnam y derribó barreras con China, murió a los 100 años. Fue consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado de los presidentes estadounidenses Richard Nixon (1969-1974) y Gerald Ford (1974-1977) y llevaba décadas alejado de la primera línea política, pero su larga sombra llega hasta hoy.
Kissinger ejerció una influencia poco común en los asuntos globales bajo esas dos presidencias, lo que le valió tantas críticas como el Premio Nobel de la Paz. Muchos años después de retirarase, su nombre todavía provocaba un apasionado debate sobre hitos de la política exterior del pasado.
Kissinger, que huyó de la Alemania nazi con su familia en su adolescencia, en sus últimos años cultivó la reputación de un estadista respetado, pronunciando discursos, ofreciendo consejos tanto a republicanos como a demócratas y gestionando un negocio de consultoría global. Apareció en la Casa Blanca durante la presidencia de Donald Trump en múltiples ocasiones.
Kissinger, después de dejar el gobierno, fue perseguido por críticos que argumentaban que debería ser llamado a rendir cuentas por sus políticas en el Sudeste Asiático y su apoyo a regímenes represivos en América Latina.