Los cancilleres del G7, reunidos en la ciudad japonesa de Karuizawa, advirtieron que los países que le den asistencia a Rusia en su guerra contra Ucrania o estén eludiendo las sanciones impuestas a Moscú, sufrirán “graves costos". También declararon "inaceptable" el despliegue de misiles de Moscú en Bielorrusia.
Con respecto a China, otra de las grandes preocupaciones de Occidente, los siete países industrializados le pidieron a Pekín que se abstenga de “amenazas, coacción, intimidación o uso de fuerza” contra Taiwán. Dejaron claro que se oponen “a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coacción” en el mar del Este y del Sur de China.
Los ministros de Exteriores de Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido y Estados Unidos también dejaron un mensaje a China al mostrar unidad sobre la situación de Taiwán. El comunicado final asegura que “no hay cambios” en las posiciones de los miembros del G7 sobre la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio.
Con respecto a la guerra en Europa, los cancilleres se comprometieron a intensificar sus sanciones a Rusia y a "apoyar a Ucrania durante todo el tiempo que sea necesario", y advirtieron a Moscú sobre "graves consecuencias" si empleara armas nucleares. "Condenamos la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, que constituye una grave violación del derecho internacional. Rusia debe retirar todas sus fuerzas y equipos de Ucrania de forma inmediata e incondicional", dice la declaración conjunta.