Javier Milei deberá hacer mucho equilibrio para mantener una buena relación con el nuevo Papa León XIV. No tanto por la agenda progresista con la que el estadounidense llega, sino por el vínculo que Robert Prevost mantenga con el presidente de su país, Donald Trump, a quien más allá de sus elogiosas primeras palabras de bienvenida, no le habrá caído nada bien que alguien de su país y con un posicionamiento ideológico tan diferente haya sido encumbrado como Papa, uno de los lugares con más visibilidad mundial.
La mejor manera que encontró Milei para dar una señal de acercamiento al nuevo Papa fue publicar en las redes sociales la imagen de un león vestido con el atuendo tradicional de un sumo pontífice y escribió: "Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras señor juez. Fin". También se anunció su presencia en la misa de asunción en el Vaticano. Se trata de gestos que intentan mostrar un alineamiento inmediato con el nuevo Papa para no repetir los errores que cometió con Francisco, a quien primero maltrató mucho por su agenda progresista y su defensa de la justicia social, para luego pedirle perdón y expresar su admiración.
León XIV se perfila como un Papa que adoptará y profundizará la agenda social y política que dejó Francisco y que en la mayoría de los temas choca con lo que dice y hace Trump desde la presidencia de Estados Unidos. Su apertura hacia el colectivo LGBTI y hacia las parejas homosexuales, el lugar de la mujer en las estructuras de poder de la Iglesia, una fuerte reivindicación de la justicia social y una poderosa crítica a las desigualdades del capitalismo, forman parte de la agenda woke que Trump, también Milei y muchos otros, detestan y combaten casi diariamente.
Sin embargo, no son estos los asuntos que separan más al nuevo Papa de Trump. Donde se esperan reales grietas es en dos temas bien sensibles para Trump y su gobierno: la migración y la política exterior. León XIV, al igual que tuvo que hacerlo Francisco, navegará en aguas geopolíticas turbulentas. El Papa argentino se enfrentó abiertamente con Trump por estos temas. Criticó el muro que el estadounidense anunció construir en la frontera con México en 2016 y hace poco algunas medidas que Trump tomó apenas asumió su segundo mandato.
En política exterior habrá que ver si el nuevo Papa profundiza el acercamiento del Vaticano con China, algo que automáticamente irritaría a Trump. En donde sí puede haber coincidencias es en la búsqueda de alcanzar la paz en los dos grandes conflictos que atraviesan el mundo hace años: la guerra entre Ucrania y Rusia y el conflicto en Medio Oriente. Por distintas razones, Trump y el nuevo Papa pedirán por el fin de la violencia.
El alineamiento incondicional de Milei con Estados Unidos condicionará la relación de Milei con el nuevo Papa como condiciona todos los vínculos políticos, diplomáticos y comerciales de Argentina con el mundo. Un ejemplo debería servir de antecedente: el férreo apoyo de Milei a Zelenski y Ucrania terminó cuando Trump humilló al ucraniano en la Casa Blanca y se acercó peligrosamente a Putin. Eso fue suficiente para que Argentina no acompañara en la ONU un voto que condenaba las acciones de Putin en Ucrania.
En definitiva, si se confirma que Leon XiV continuará con la agenda progresista que impuso Francisco habrá nuevos choques entre el Vaticano y la Casa Blanca que mas temprano que tarde podrían tensionar tambien los vínculos de Milei con el nuevo papa.