A orillas del lago Nahuel Huapi, bajo un cielo despejado y sin viento, el estruendo de los hachazos volvió a hacerse escuchar. El tradicional Concurso de Hacheros fue, una vez más, uno de los momentos más esperados de la Fiesta Nacional de la Nieve, convocando a decenas de competidores y una multitud de vecinos y turistas que disfrutaron del espectáculo entre aplausos, emoción y aire de montaña.
Esta competencia, que nació en los años 80 con el objetivo de rendir homenaje al trabajo rural y a la cultura de la región, sigue ocupando un lugar de privilegio en el calendario de la fiesta. Mientras Bariloche celebra con música, arte y propuestas para todos los públicos, el certamen hachero reafirma la identidad cordillerana con cada golpe seco sobre la madera, manteniendo viva una tradición que se transmite de generación en generación.
Más de 40 años de tradición barilochense
Los concursos de hacheros, hoy clásicos dentro de la Fiesta Nacional de la Nieve, comenzaron a realizarse en Bariloche durante la década del 80 con un propósito claro: reconocer la destreza en el uso del hacha y mantener vivas las tradiciones locales. La idea original, impulsada por el reconocido vecino Celestino Quijada —figura clave en la historia del certamen—, era simple pero contundente: reunir a los paisanos para ver quién podía cortar más leña en un solo día.
Con el tiempo, la competencia adoptó un formato más ágil y desafiante, donde el objetivo pasó a ser cortar un tronco a la mitad en el menor tiempo posible. La primera edición se realizó en las inmediaciones del Centro Cívico, en un ambiente festivo, con participantes acompañados por familiares y amigos que evaluaban los troncos y compartían consejos y estrategias.
El primer ganador fue un trabajador del Centro Atómico, que supo aprovechar un tronco pequeño y seco. Pero fue Celestino Quijada quien marcó una época, al consagrarse siete veces consecutivas. Aunque luego dejó de competir, siguió siendo parte fundamental de la organización: elegía los troncos, definía las categorías y transmitía su experiencia a las nuevas generaciones.
Con los años, el concurso de hacheros se consolidó como una actividad emblemática de la identidad barilochense, reflejando la conexión de la ciudad con su entorno montañés y el valor de sostener vivas las costumbres que narran su historia.
El podio hachero
En su edición 2025, el concurso de hacheros cerró este sábado con gran entusiasmo, reuniendo a vecinos y turistas que disfrutaron de una jornada cargada de tradición y adrenalina. Un total de 44 competidores —14 mujeres y 30 hombres— pusieron a prueba su fuerza, destreza y técnica frente a troncos de hasta 40 cm de diámetro, generando un espectáculo que mantuvo al público atento y alentando durante toda la competencia.
En la categoría principal, los sanmartinenses Araceli Bayer y Alejandro Cruz Concha se consagraron campeones, conquistando el reconocimiento del público por su precisión y habilidad. Completaron los podios otras destacadas figuras: Daniela Monsalve, Angélica Vergara, Mariela Albornoz, Marisa Enríquez y Andrea Enríquez en damas; y Daniel Monsalve, José Quijada, Fernando Quijada, Jonathan Méndez y Álvaro Melio en varones, quienes también se llevaron aplausos y elogios por su desempeño.
Una fiesta para todos los gustos
Durante el fin de semana, la Fiesta Nacional de la Nieve desplegó una amplia variedad de propuestas en distintos puntos de Bariloche, combinando música, tradición y cultura. Desde la bajada de antorchas en el Cerro Catedral que iluminó el cielo cordillerano, hasta las esculturas de madera talladas en vivo —como La Modesta Victoria, de Leo Molinari y Gabriel Sagrado—, la ciudad se transformó en un gran escenario al aire libre, con espectáculos tanto íntimos como multitudinarios.
El jueves, viernes y sábado, el Centro Cívico fue epicentro del pulso local: más de 30 bandas de Bariloche participaron de una jornada que celebró el talento musical de la región con pantalla gigante, luces LED y una fuerte participación del público. Además, Luciano Pereyra dio inicio a los festejos con un show cálido y emotivo, y Tiago PZK aportó su impronta urbana con beats de trap y R&B que hicieron vibrar a miles de personas.
Entre tanta música, también hubo espacios dedicados al encuentro comunitario. Una de las propuestas más emotivas fue el Tejetón, que reunió a abuelas, madres e hijas frente al lago, compartiendo lanas, historias y saberes. En paralelo, el Desfile Náutico volvió a capturar todas las miradas en la costa del Nahuel Huapi, con embarcaciones engalanadas que ofrecieron una verdadera postal flotante.
Para este domingo, la agenda promete más fiesta: desde las 19 en el Centro Cívico se presentará la banda La T y La M, que será la encargada de ponerle ritmo y cerrar la celebración a pura cumbia y fiesta popular. También habrá otras propuestas como la elección de candidatas a Reina Nacional de la Nieve, carreras de mozos destrezas de cocteleros. y otras sorpresas que continuarán dando vida a uno de los eventos más esperados del invierno barilochense.