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Entrevista imposible al Maradona que extrañamos

A 10 días de la muerte de Diego Maradona, todo el mundo sigue hablando. La polémica post mortem y su mirada personal.
domingo, 6 de diciembre de 2020 · 02:12

Pasaron más 10 días y Argentina sigue de duelo. El mundo entero te lloró, pero lo nuestro es de otra dimensión, es como cambiar de siglo. Cuando llegaba el 2.000, todos pensaban que se venía el mundo abajo. Eso nos pasó ahora: empezamos una era en el país, sin vos Diego. Te recuerdo antes, y lloro. Te recuerdo cuando me enteré tu muerte el 25 de noviembre, y también lloro. Pero ahora que te tengo cara a cara, me doy cuenta, que vos también llorás.

 

Periodista: -¿Qué te duele? ¿Sentís que te equivocaste en algo?

Diego Maradona: Yo me equivoqué y pagué. Pero la pelota no se mancha".

-Y si, no entendieron nada, desde Fernández hasta el último hincha.

Diego Armando Maradona murió el 25 de noviembre pasado, a los 60 años. Ese dato no dice nada. Lo contundente, lo fuerte, lo magistral, lo de otro planeta, vino después. Después de su muerte. Vino un velorio masivo en plena pandemia. Nueve meses de cuarentena estrellados entre políticos de todos los colores, hijos e hijas de todas las mujeres, amigos de todas las épocas, hinchas de todo el planeta y buitres de todos lados para la merecida despedida argenta al “barrilete cósmico”. Y de pronto, como una selfie al mundo, nos fotografiamos unidos en esta capacidad nacional de mostrarnos caóticos, sin apego a las reglas y mucho menos a las normas, en la justificación clásica que “es nuestro ADN argentino”.

El velorio masivo en plena pandemia global mostró todas las caras. Y ahora, que ya pasó el calor del momento, más reposado, Diego se permite un breve diálogo esclarecedor con Mejorinformado.com

P: Pasaron sólo 10 días y la orfandad de ídolo que sentimos es inmensa. ¿A vos qué te pasa?

D.M: Creeme que me cortaron las piernas. Me cortaron las piernas a mi, a mi familia.

P: Sí, es cierto. Eso lo dijiste hasta el cansancio, pero es que desde tu propio entorno también saltaron al hueso. Tus últimas horas, cómo te cuidaron, si tenías que estar en esa casa o internado, con tus hijos, con tus hijas…

D.M: Quizás no les doy todo el amor que ellas necesitan, pero que no le quepa la duda a nadie: el que toca a Dalma y a Giannina… mato.

P: Pero Diego, están tus hijos, tus mujeres… Tus ex ¿Sabías que no la dejaron entrar a Rocío a tu velorio? La mandaron a hacer fila “como todo el mundo”.

D.M: Los boludos son como las hormigas, están en todas partes del mundo.

Hace una pausa. Se lo nota reflexivo, tiene la mirada fija en la tele versión celestial. Observa su velorio, gente colgada de las rejas, los apretujones sin modo Covid, sin barbijos. Mirá Diego, hubo hasta disturbios…

D.M: La gente no se va a comer este garrón… La gente no se va a comer este garrón.

Hay miles, dicen que más de un millón llorando en su nombre, como a un Dios…

P: Y ahora que estás ahí arriba, hablando de Dios, y habiendo estado en contacto con sus representantes en la tierra… ¿seguís pensando lo mismo?

D.M. Entré al Vaticano y el techo era de oro. Como puede ser tan hijo de puta que besa el piso, y ve a los chicos con la panza así, y este tiene techo de oro. Dejé de creer porque lo vi yo, no porque me lo contaron...

P: Bueno pero entre los que te contaron cosas siempre estuvieron tus representantes… Uno de ellos llevó tu cajón, Guillermo. Al otro, Matías, no lo dejaron entrar ni al velorio, ni al entierro… ¿No te da lástima?

D.M: No, lástima no se le tiene a nadie maestro. Si vos le tenés bronca “pelealo” si lo querés pelear, pero lástima… a nadie.

P: Antes decías que dejaste de creer… ¿y en los políticos? En un país que lleva 9 meses de cuarentena, con limitaciones para circular, para despedir a sus seres queridos y con la economía hecha pedazos, ¿no es contradictorio que se organice un velorio multitudinario con aval del poder nacional? ¿No sentís que se llenan la boca hablando de los jóvenes… de los jubilados? A esos no los defiende nadie

D.M: Yo defiendo a los jubilados. Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados. A muerte estoy con los jubilados, porque lo que les hacen es una vergüenza.

P: Hablemos de las drogas, siempre fuiste sincero y asumiste tu adicción. ¿Se puede decir que perdiste ese campeonato?

Se da la vuelta y vuelve a enfocar,, me mira largo y tendido, pero queda pensativo. Le cuesta moverse, dice que le duele su humanidad tanto como el alma. Y al final, arranca.

D.M: Sabes qué jugador hubiese sido yo si no hubiese tomado cocaína. ¡Qué jugador nos perdimos! Me queda el mal sabor de boca, que hubiese sido mucho más de lo que soy.

P: ¿Estás seguro, más todavía?

D.M: Sí, te puedo asegurar que sí.

P: Por último… en la última semana, y entre tantos homenajes alrededor del mundo, hubo uno, con una camiseta celeste y blanca que quedó en evidencia… por lo tibio, o inexistente. El de Los Pumas. Bah, el de estos Pumas, porque a las camadas anteriores siempre las bancaste desde la tribuna… ¿Qué les decís?

D.M: Con perdón de las damas… Que la chupen.

P: Pero en el último partido se pusieron un parche, y después de varios tweets discriminatorios, parece que estaban arrepentidos.

D.M: Que la sigan chupando. Ustedes me trataron como me trataron… sigan mamando.

P: ¿Un último mensaje antes de despedirnos? ¿Sentís que lograste tu meta en esta vida?

D.M: Yo traté de ser feliz jugando al fútbol y hacerlos felices a todos ustedes. Creo que lo logré. La verdad que hoy no me lo esperaba. Esto es demasiado. Para una persona, para un jugador de fútbol. Les agradezco con mi corazón.

Al contrario… ¡Gracias a vos, Diego Armando Maradona! 

 

Escuchá la entrevista a Maradona, especial para Mejorinformado.com
Idea y producción: Iván Nedok y Silvia Nuñez.
Ilustración: Agustín Aguilar.
Edición de video: Martín Herrera.

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