El Gobierno nacional analiza la incorporación del “banco de horas” en la reforma laboral que está preparando, un sistema que ya fue aprobado recientemente en Grecia y que genera controversia en el país.
Este mecanismo permitiría a los trabajadores extender su jornada diaria hasta 13 horas en determinados períodos de alta demanda o producción, compensando esas horas extras con días o jornadas de descanso posteriores. En Grecia, esta modalidad autoriza hasta tres jornadas extendidas por semana y un máximo de 37 días al año.
El “banco de horas” reemplaza el sistema tradicional de horas extras, transformando las horas adicionales en parte de la jornada habitual del contrato laboral. A diferencia de Argentina, donde las horas extras se remuneran con un recargo del 50% o 100%, en Grecia el plus es del 40%, lo que implica un cambio significativo en la relación entre empleadores y empleados.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero, destacó la importancia de esta reforma durante el reciente Coloquio de IDEA: “Se trata de adecuar las reglas laborales a la realidad productiva, sin perder derechos esenciales”, indicó, enfatizando la necesidad de modernizar los convenios colectivos y permitir jornadas elásticas o promedios semanales.
Otra modificación clave que contempla la reforma es la prioridad de los convenios colectivos por empresa sobre los sectoriales o de actividad. Esto permitiría que empleadores y trabajadores negocien condiciones específicas según las necesidades productivas, rompiendo con la rigidez de los convenios ultraactivos.
Según la consultora IDESA, este cambio sería "la manera práctica de romper con la petrificación de los convenios colectivos ultraactivos", ya que eliminaría la vigencia indefinida de los convenios vencidos, conocida como “ultraactividad”. Este mecanismo obligaría a renovar acuerdos en plazos determinados, generando un marco más dinámico pero también con mayores presiones para los trabajadores.
El oficialismo ve en esta reforma laboral el primer paso hacia un paquete más amplio de modernización económica que incluirá también una reforma previsional. Esta última contemplaría cambios en la edad jubilatoria, el cálculo de haberes y pensiones, y la revisión de regímenes especiales, incluyendo la posible eliminación del 82% móvil para jubilados docentes, reemplazándolo por un sistema más sostenible fiscalmente.
Desde la Casa Rosada, confían en que el “banco de horas” será un test crucial para medir la aceptación y los límites de esta nueva propuesta laboral, mientras la oposición advierte sobre la pérdida de derechos adquiridos en el proceso.