La Patagonia argentina esconde paisajes de una gran belleza, y la Ruta 237 es una arteria que invita a adentrarse en algunos de sus secretos mejor guardados. Si estás planeando un viaje desde Neuquén hacia el sur, o viceversa, esta ruta escénica te sorprende con paradas que merecen una pausa para conectar con la naturaleza y la historia de la región.
Un cañón imponente: Cañadón Escondido
A medida que vas transitando la ruta, el paisaje empieza a transformarse, y una de las primeras joyas que encontrás es el Cañadón Escondido. Este profundo corte en la meseta patagónica revela estratos de roca de colores rojizos y ocres, testigos de millones de años de historia geológica. Parar en alguno de sus miradores improvisados permite apreciar la inmensidad del cañón y la fuerza erosiva del viento y el agua. Es un lugar ideal para estirar las piernas y tomar fotos impactantes de la aridez y la belleza del paisaje.
Cómo llegar: El Cañadón Escondido se encuentra cerca de Villa El Chocón.
La acústica natural: El Anfiteatro
Un poco más adelante y desviándonos un poco, la naturaleza nos regala una formación geológica curiosa: El Anfiteatro. Su estructura semicircular, tallada por la erosión, recuerda a un antiguo teatro romano. Más allá de su forma peculiar, este lugar ofrece una acústica sorprendente. Es un rincón mágico para conectar con el silencio y la grandiosidad del entorno.
Cómo llegar: El Anfiteatro se encuentra sobre la Ruta Provincial 74, cerca de la Ruta 237.
Una formación caprichosa: El Dedo de Dios
Continuando el viaje, no se puede evitar parar en el Mirador del Dedo de Dios. Esta formación rocosa, erosionada por el viento y el tiempo, se parece a una mano señalando el cielo patagónico. La leyenda local le otorga un significado especial, y la vista panorámica desde el mirador es espectacular. El contraste entre la singular figura de piedra y la vastedad del paisaje circundante crea una imagen inolvidable.
Cómo llegar: El Mirador del Dedo de Dios se encuentra sobre la Ruta Nacional 237, a unos 320 km de Neuquén Capital.
Un paisaje de ensueño: Valle Encantado
El nombre no es casualidad. Valle Encantado es un tramo de la ruta donde las formaciones rocosas adquieren extrañas formas, producto de la erosión eólica y fluvial. Torres de piedra, agujas y figuras que despiertan la imaginación se suceden a lo largo del camino. Parar en sus miradores y recorrer sus senderos cortos te permite admirar este paisaje único, que parece sacado de un cuento de hadas. Es un lugar ideal para los amantes del trekking suave y la fotografía de paisaje.
Cómo llegar: Valle Encantado se encuentra sobre la Ruta Nacional 237, a pocos kilómetros de Bariloche, cerca de la confluencia de los ríos Limay y Traful.
Un viaje al centro de la tierra: Cavernas del Viejo Volcán
Finalmente, para los espíritus aventureros, las Cavernas del Viejo Volcán ofrecen una experiencia subterránea fascinante. Estas cuevas, formadas por la actividad volcánica de la región, te sumergen en un mundo de estalactitas, estalagmitas y formaciones rocosas sorprendentes. Explorar sus galerías (generalmente con guías locales) es una oportunidad única para descubrir la geología de la Patagonia.
Cómo llegar: Las Cavernas del Viejo Volcán se encuentran cerca de Dina Huapi, Río Negro, a la altura del km 603 de la Ruta 23.
La Ruta Nacional 237 es mucho más que un camino para llegar a un destino. Es un viaje en sí mismo, una oportunidad para descubrir la diversidad y la belleza del paisaje patagónico si contás con tiempo para recorrer. Estas paradas son solo una muestra de los tesoros que aguardan a lo largo de su recorrido.