NEUQUÉN

Crimen y ¿castigo?

El conductor del VW Gol, Walter Vilte fue condenado por un crimen en 2014, y alojado en la U11. Con otros internos, se fugó de allí usando como rehenes a dos guardias de la prisión, armado con una faca.
martes, 21 de abril de 2015 · 10:12
Un automóvil a alta velocidad. Sale de la multitrocha de la ruta 22, se lleva por delante dos postes y un árbol, se le desprende una puerta. El hombre que lo conducía era tuerto. Tenía prisión domiciliaria. Había sido condenado por asesinato. Murió este martes, aprisionado en la estrecha cabina del Gol blanco que conducía.
El hombre, se informó, se llamaba Walter Vilte. Tenía 33 años. Dicen que había sido condenado por el asesinato de Sergio Díaz, en mayo de 2003. El crimen lo había cometido disparándole en la cabeza con un arma de fuego, a poco de salir del boliche Fortín Las Palmas, donde, un mes después, desapareció un estudiante de Economía llamado Sergio Avalos.
Vilte fue condenado por ese crimen en 2014, y alojado en la U11. Con otros internos, se fugó de allí usando como rehenes a dos guardias de la prisión, armado con una faca. Después fue capturado. En otra prisión perdió un ojo en una pelea. Lo favorecieron entonces con prisión domiciliaria.
Esta vida cargada de violencia se le terminó a Vilte manejando un auto que no debía conducir, con la música a todo volumen, en una madrugada de rápido y furioso. El descontrol no solo le perteneció al criminal que estaba a punto de cumplir su condena, sino también al Estado, a la sociedad toda.
En esta apretada historia de 33 años, se resume un poco la incertidumbre social argentina. La marginalidad impresionante que avanza en este siglo XXI como uno de los flagelos actuales. Fedor Dostoyevskyi escribió en el siglo XIX (1866) una de las grandes novelas anticipatorias del atávico mundo civilizado que vendría después: Crimen y Castigo. Este martes, esa historia, tan distinta y sin embargo tan comparable, tuvo su repetición macabra en Neuquén.

 

 La condena a Vilte

Walter Vilte, era un joven acusado de asesinar de un balazo en la cabeza a Sergio Díaz en el barrio Cordón Colón, en mayo del año 2003. 

Antes de ser asesinado, Díaz, de 29 años, estuvo en el ahora cerrado boliche El Fuerte-Las Palmas. La hipótesis de los investigadores es que allí encontró a la menor de edad, quien le habría tendido una trampa al estilo de las "viudas negras" y mediante engaños lo llevó con Vilte con la intención de robarle.

Durante mucho tiempo se pensó que idéntica suerte pudo haber corrido Sergio Avalos, el estudiante universitario que desapareció en junio del año pasado (un mes después del "caso Díaz") y que fue visto por última vez en El Fuerte-Las Palmas.

El 11 de mayo de 2003, Díaz y su primo Víctor coronaron en el boliche de la calle Primeros Pobladores una larga noche de copas. Allí conocieron a la menor -a la que se identificará con las iniciales P.H.-, a Vilte y a otro sujeto apodado "el Gordo".

Todos estaban ebrios cuando, según la acusación, subieron al Ford Falcon azul de Vilte y partieron con la intención de comer pizzas en otro lugar. Ya eran casi las 9 de la mañana.

Llegaron al barrio Cordón Colón, y en una calle el primo de Díaz se bajó del auto para orinar. También lo hizo la víctima, quien caminó hacia la casa de unos parientes que viven en ese sector. Alguien se bajó detrás de él y le pegó un tiro en la cabeza, le revisó los bolsillos, volvió al auto y se fueron. La víctima agonizó hasta agosto, cuando se produjo su muerte.

 

 

 

 

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