La tarde de este jueves pudo haber terminado en tragedia, pero la rápida reacción de la Policía de Río Negro cambió la historia. Todo ocurrió pasadas las 14 en la comisaría de J.J. Gómez, cuando una mujer irrumpió en estado de shock, a los gritos, con su beba de apenas dos meses en brazos. La nena estaba inconsciente, casi sin reaccionar, y cada segundo que pasaba empeoraba el panorama.
Según el relato oficial, la madre alcanzó a explicar entre llantos que la beba se había caído minutos antes. Frente a esa escena desesperante, se activó de inmediato el protocolo de emergencia. Sin dudarlo, la sargento Romina Castillo, oficial de guardia, tomó a la pequeña y comenzó a practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar en plena dependencia policial, mientras el silencio se mezclaba con la tensión y el miedo.
Fueron segundos eternos, hasta que la respuesta llegó: la beba reaccionó, volvió a respirar con normalidad y recuperó la conciencia. Minutos después, se sumó personal del Centro de Atención Primaria ubicado a metros de la comisaría, sobre las calles Tucumán e Irene de Neira, quienes confirmaron que la nena estaba estable y fuera de peligro inmediato, aunque requería controles médicos.
Más tarde, una ambulancia del SIARME trasladó a la beba junto a su madre al hospital local para realizarle estudios, ya que presentaba un golpe en la cabeza producto de la caída. El operativo fue intenso, coordinado y sin margen para errores. Una intervención a tiempo, una decisión firme y una capacitación que marcó la diferencia entre la vida y la muerte, en una escena que conmovió a todo J.J. Gómez.