Lejos de la tristeza, aprovecharon y comieron un asado

"Anoche en la escuela de cadetes los jefes hicieron un asado". Este mensaje frío y con los nombres de los comensales (que Mejor Informado se reserva) llegó a la redacción y alertó de lo que habría pasado el miércoles pasado en la Escuela de Cadetes de la Policía de Río Negro. Todos los jefes integran la cúpula. Hasta aquí y si hubiese sido un día normal, incluso podría utilizarse para demostrar la camaradería que existe entre ellos. Sin embargo no se trataba de una fecha cualquiera, es que minutos antes los integrantes de la plana mayor habían llegado de Bahía Creek, luego de una jornada extensa que incluyó la reconstrucción de los hechos en los que murió el oficial Gabriel Mandagaray, donde quedaron al desnudo los métodos antiquísimos y extremos con los que los instructores intentaban hacerle sentir a un grupo de oficiales cómo "se hacían hombres en el COER".

El pacto de silencio, el mismo que intentaron ordenar aquel 15 de abril cuando se ahogó Mandagaray en el mar al que lo obligaron a entrar sin saber nadar y pese a estar agotado físicamente, impide tener confirmaciones oficiales. Aunque lógicamente de la misma manera que se enteró el periodismo también lo saben las máximas autoridades de Seguridad de Río Negro y hasta la gobernadora.

Vale aclarar que el Jefe de Policía, Osvaldo Tellería, no participó de la cena. Si lo habrían hecho otros miembros de la cúpula que estuvieron en Bahía Creek siguiendo cómo fueron los últimos minutos con vida de Gabriel, un joven camarada al que debían formar. Y además, hijo de dos pares como el Comisario General Antonio Mandagaray (Jefe Regional Viedma) y de la Comisaria Mayor Adriana Fabi (Jefa Regional Los Menucos).

Lejos de estar compungidos e indignados, al conocer los detalles escalofriantes de los excesos a los que fueron sometidos los jóvenes aspirantes a integrar el cuerpo de elite de la Policía de Río Negro, parece que los jefes tendrían algún motivo para festejar y así lo dejaron en evidencia ante los Cadetes, que indignados no podían salir de su asombro por lo que estaba sucediendo.

Es importante señalar que durante la recreación del hecho solicitada por la querella, los testigos, que formaron parte del curso del COER el 15 de abril pasado, le confiaron a fiscal Guillermo Ortiz que antes de arrancar la caminata de 15 horas y de casi 40 kilómetros por las dunas, fueron obligados a meterse al agua hasta quedar empapados. Que además, uno de los instructores los obligó a pasarse bosta de un animal por la cara y hasta los orinó. Y una vez en la playa, les hicieron una serie de ejercicios similares a los bailes del Servicio Militar y cuando ya no tenían más fuerzas, les obligaron a cargar un tronco al hombro y desafiar a la marea. En esas circunstancias murió Mandagaray, por agotamiento físico como develó la autopsia y otros dos oficiales Emmanuel Quiribán y Fabián Erice sufrieron hipotermia y debieron ser atendidos de urgencia.

Por el homicidio culposo están imputados el Jefe de COER de Viedma Alejandro Gattoni, coordinador general de la capacitación; su par de Cipolletti, Alfredo Nahuelcheo y los sargentos Maximiliano Vitali de COER de Viedma y Marcelo Contreras de Bariloche. Además, administrativamente descabezaron el área de capacitación de la fuerza, que estaba a cargo del Comisario General Carlos Víctor Grasso y  el Comisario Inspector Oscar Alberto Szymansky.

En tanto que el Comisario Inspector Sergio Piermarrochi, señalado como el encargado de llevar adelante un pacto de silencio entre todos los que participaron de la trágica capacitación, se lo designó recientemente como segundo Jefe de la Regional de Bariloche, donde fue removido el Comisario Mayor Walter Lucero, acusado de acosar sexualmente al menos a dos empleadas por mensajes de Whatsapp.

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