Cinco integrantes de una horda que en marzo de 2019 asesinó cruelmente durante un linchamiento a un hombre en Comodoro Rivadavia, fueron condenados por la figura penal de homicidio en agresión. Habían concurrido armados con palos y fierros a buscar a un joven a quien acusaban de un abuso sexual, pero mataron al padre, quien alcanzó a escapar de la vivienda cuando fue atacada y prendida fuego.
Los condenados son Franco Bustos, María Hernández, Cesar Hueica, Guillermo Metraillet y Jonathan Barrera, habitantes del barrio denominado Fracción 14 de la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia. Uno de los imputados, Diego Damián Metraillet, terminó absuelto.
El martes 21 de junio se desarrollará la audiencia de cesura en la que se determinarán las penas que deberán purgar.
El bárbaro episodio ocurrió el 25 de marzo de 2019 a las siete menos cuarto de la tarde.
Locura asesina
De acuerdo con lo reconstruido durante el juicio, en base a testimonios y prueba científica, Guillermo Metraillet, Diego Damián Metraillet, Jonathan Barrera, Franco Facundo Bustos, María Alejandra Hernández, y Cesar Hueica, integraban un nutrido grupo de exaltados que se convocaron para “hacer justicia”, por un caso de abuso sexual que se había conocido un rato antes.
Fue así que armados con palos, piedras y fierros fueron hasta la vivienda ubicada en el lote 4 de la manzana C del barrio Los Bretes. Tenían el dato que allí vivía Matías Oviedo, el acusado de la violación.
Cuando arribaron a la vivienda, tuvieron como interlocutor a José Jorge Oviedo Cayul, quien desde el interior trataba de interpretar qué buscaban.
“Salí Matías, salí…” gritaba la horda desde la vereda blandiendo los palos y fierros, mientras Oviedo Cayul les retrucaba que su hijo no estaba y que no era un violador, como lo acusaban.
Entonces cambiaron de objetivo y comenzaron a gritarle al hombre “salí que te vamos a matar; te vamos a cagar matando”.
Oviedo Cayul sintió los primeros piedrazos contra la puerta y las ventanas e inmediatamente elementos combustibles que provocaron el incendio de la casa.
Ante esa circunstancia, el hombre decidió escapar por la parte trasera de la casa, llevando consigo un palo y un machete para defenderse.
Los “justicieros” lo vieron y salieron disparados tras él. Oviedo Cayul alcanzó a correr un poco más de cinco cuadras aguantando piedrazos y palazos sobre el lomo, hasta que le dieron alcance, gracias a la aparición de un Renault Sandero conducido por Pablo Arismendi que lo embistió.
Oviedo Cayul caminó unos pocos pasos más y cayó frente al subcomisario Víctor Farcy y del comisario inspector Juan Cruz Campos, que se trasladaban en sentido contrario a la víctima y al grupo agresor.
Los uniformados observaron el rostro ensangrentado del maltratado Oviedo Cayul e intentaron interponerse frente al grupo agresor, pero fueron superados en número y furia y no pudieron evitar que continúe el ataque. Pero esta vez le ataron una pierna con una soga y lo arrastraron varios metros. Los funcionarios policiales también recibieron varios golpes en su intento por evitar el linchamiento.
Dijeron los jueces que “este accionar del grupo agresor, tal como se ve en la secuencia fílmica, le provocó un dolor innecesario a la víctima, quien agonizaba mientras lo golpeaban” hasta que “finalmente se produjo el deceso”.
La autopsia determinó que José Jorge Oviedo Cayul murió como consecuencia de traumatismos múltiples, traumatismo de cráneo, tórax y abdomen.
El tribunal de juicio estuvo conformado por los jueces Mariano Nicosia, Raquel Tassello y María Laura Martini.
