Durante más de una década, la rutina parecía inofensiva: el productor ganadero enviaba cada mes los comprobantes de los pagos que su contadora le pedía para mantener al día sus obligaciones fiscales. Era un vínculo construido sobre la confianza, afianzado por 14 años de trabajo conjunto. Pero ese lazo, aparentemente sólido, terminó revelando una de las maniobras de fraude contable más graves que se recuerden en Chos Malal.
La historia comenzó a torcerse a fines de octubre, cuando el empresario —dueño de dos carnicerías— recibió una notificación que lo alertó sobre deudas millonarias, juicios en puerta y embargos activos. Nada cuadraba: él pagaba cada VEP que le enviaba su contadora. Sospechó un error administrativo y decidió pedir una segunda opinión. Le entregó su clave fiscal y su CUIL a un nuevo profesional, y en cuestión de horas la supuesta confusión se transformó en una trama de engaños.
Pagos a todos… menos al dueño de la cuenta
El 30 de octubre, a primera hora de la mañana, el contador que inició la revisión lo citó con urgencia. Había encontrado lo impensado: los pagos que el productor realizaba de manera mensual no correspondían a sus propios impuestos, sino a los de al menos 14 contribuyentes vinculados a la gestora. Su dinero sostenía durante años las obligaciones de comercios locales, una farmacia y empresas de servicios, mientras sus propias deudas crecían con intereses y riesgo fiscal.
Los registros mostraban cifras escandalosas. Solo a Farmacia Lavalle había abonado más de 34 millones de pesos por doce meses completos del formulario 931. También aparecían pagos a Caimayen Servicios y a otros comerciantes por montos diversos. En total, un perjuicio económico que ya se dimensiona en más de 100.000 dólares y que podría involucrar más de veinte clientes.
Una maniobra diseñada desde la confianza
La supuesta contadora —que no figura inscripta en los registros profesionales de Neuquén— tenía acceso total a la cuenta bancaria del damnificado desde 2023. Con esa llave, generaba los VEP de otros contribuyentes y los pagaba directamente desde el HomeBanking del productor, disfrazando la operatoria con comprobantes que él recibía como si fueran propios.
El 30 de octubre, a primera hora de la mañana, el contador que inició la revisión lo citó con urgencia. Había encontrado lo impensado: los pagos que el productor realizaba de manera mensual no correspondían a sus propios impuestos, sino a los de al menos 14 contribuyentes vinculados a la gestora. Su dinero sostenía durante años las obligaciones de comercios locales, una farmacia y empresas de servicios, mientras sus propias deudas crecían con intereses y riesgo fiscal.
La maniobra se sostenía en dos pilares: el abuso de confianza y la complejidad burocrática. Cada vez que surgía una duda, la respuesta era la misma: “El sistema falló”, “lo vemos después”, “yo lo arreglo”. Un manto de tranquilidad que el empresario, ocupado en su actividad, no tenía forma de cuestionar.
Cuando el productor comenzó a llamar a los comerciantes cuyos VEP había estado pagando sin saberlo, recibió evasivas y explicaciones insólitas. Uno de ellos le envió una foto de su cuenta de ARCA asegurando que no registraba ningún pago y que “el sistema del banco se había reseteado”.
Con el correr de las horas, la sospecha se transformó en certeza: todos formaban parte del entramado que la contadora manejaba con total autonomía.
La maniobra se sostenía en dos pilares: el abuso de confianza y la complejidad burocrática. Cada vez que surgía una duda, la respuesta era la misma: “El sistema falló”, “lo vemos después”, “yo lo arreglo”. Un manto de tranquilidad que el empresario, ocupado en su actividad, no tenía forma de cuestionar.
La caída: allanamientos y documentos secuestrados
Con las pruebas reunidas, el damnificado radicó una denuncia el 5 de noviembre. Los registros contables, los audios intercambiados con otros comerciantes y el testimonio de la titular de ARCA Zapala reforzaron el cuadro de un fraude sistemático. La mujer, consultada por la funcionaria de ARCA, intentó despegarse con un argumento insólito: “Debe ser un error del sistema”. Luego llamó al productor para convencerlo de “arreglarlo entre ellos”.
La fiscalía no demoró en actuar. El 13 de noviembre dispuso allanamientos en el estudio contable de la gestora y en su domicilio. La Policía secuestró carpetas de clientes, documentación y teléfonos celulares, claves para reconstruir la ruta del dinero y el alcance real del desfalco.
El denunciante estima que la maniobra supera los 40 millones de pesos y sostiene que el fraude no solo lo perjudicó económicamente, sino que dejó su imagen dañada ante el sistema fiscal. También pide que la Justicia avance pensando en las “más de 120 personas que podrían estar en la misma situación”.
Un productor devastado y una investigación que recién empieza
El denunciante estima que la maniobra supera los 40 millones de pesos y sostiene que el fraude no solo lo perjudicó económicamente, sino que dejó su imagen dañada ante el sistema fiscal. También pide que la Justicia avance pensando en las “más de 120 personas que podrían estar en la misma situación”.
Mientras un contador designado por la fiscalía realiza el arqueo de cuentas para determinar el faltante exacto, la Justicia se prepara para una inminente formulación de cargos contra la mujer. La presunta contadora, que nunca estuvo habilitada para ejercer, enfrenta una acusación por abuso de confianza, engaño y defraudación patrimonial.
Lo que comenzó como un simple cambio de profesional terminó destapando una estafa que se expandió durante años a la sombra de la confianza y el desconocimiento. Una trama que recién empieza a desentrañarse en los tribunales.