El hombre de campo tiene la difícil tarea de trabajar la tierra para la siembra, de cuidar los animales, en las huertas y en los montes frutales, arriba de un tractor o de una cosechadora, soportando las contingencias climáticas, las heladas, el granizo y las sequías.
Lejos de las comodidades, de las escuelas, de los hospitales, lejos de los pueblos, el hombre de campo se multiplica para cuidar a su familia, educar a sus hijos, trabajando y llevando adelante un hogar.