Fátima es una maestra jardinera que hace 25 años decidió convertirse en monja para entregar su vida a Dios, y fue así que comenzó a realizar trabajos solidarios en la comunidad. Desde 2012 colabora con la secretaría Parroquial, donde atiende a las personas que buscan consuelo, compañía o comprensión.
Lleva también más de 11 años desempeñándose al frente del hogar de niños Nuestra Señora de la Misericordia del barrio Progreso, que alberga a 13 chicos, entre bebés y adolescentes.