OTRO HECHO FUE EN 1973

Otro lamentable hecho histórico

Por segunda vez en la historia argentina fallecen un gobernador y vice en el mismo período. En el caso de Río Negro primero fue la muerte del gobernador Carlos Soria y ahora la del vice Carlos Peralta
sábado, 12 de abril de 2014 · 17:10
A las 20.32 del viernes 30 de noviembre de 1973, una explosión enrojece el cielo de Puerto Iguazú. "¡Tengo fuego en la cabina!", oye el radioperador de la torre de control del Aeropuerto Cataratas. Serán las últimas palabras de Jorge Antonio Pirovani, piloto del avión Beechcraft-Queen-Air, en el que viajan nada menos que el gobernador de Misiones Juan Manuel Irrazábal y el Vicegobernador César Napoleón Ayrault, junto a sus esposas y la hija del primero.
Luego, cae al vacío una bola de fuego. Y una segunda explosión: el impacto con el suelo. De inmediato se declara la emergencia y comienza el operativo de búsqueda. Vecinos y personal de seguridad forman comisiones y avanzan hasta la cabecera de la pista de aterrizaje y los montes cercanos.
A las 21 un helicóptero de la Provincia despega con la orden de localizar la nave siniestrada. Ya es de noche. Desde el aire, el piloto visualiza fuego en medio del monte, en un perímetro aproximado de cincuenta metros, en el Puerto Península. Minutos después regresa. Comunica que se ha quedado sin combustible y asegura que el humo le impidió ubicar con exactitud el lugar.
Las estaciones de servicio de Puerto Iguazú no tienen combustible. Se suspende la misión aérea. Mientras tanto, la búsqueda por tierra es infructuosa. 
Recién al amanecer del 1 de diciembre se encuentra el avión gubernamental. Sus pedazos están diseminados en una zona alta, similar a un cerro, en medio de palmeras y árboles frondosos. A solo mil quinientos metros de allí pasa la nueva ruta nacional 12. Las coordenadas, extrañamente, condujeron al camino más largo y difícil. 
El primero en llegar es el Comisario Principal de Puerto Iguazú, Pedro Abdón Fernández. La escena que encuentra es desoladora: un inmenso árbol de guayubira se incendia entre los hierros retorcidos y ardientes de la nave, convertida en trozos de lata.
En el suelo, cinco cuerpos yacen inertes. Son los restos ya sin vida del gobernador Juan Manuel Irrazábal, su esposa Susana Claro de Irrazábal, el vicegobernador César Napoleón Ayrault, su esposa Ofelia Ruiz de Ayrault, y el piloto Jorge Antonio Pirovani.
Entre el humo, el fuego, el olor a muerte, se levanta una sobreviviente. María Susana Irrazábal, hija del primer mandatario, está en completo estado de shock, con graves quemaduras en diferentes partes del cuerpo. "Papá y mamá murieron, pero hay que tener fuerzas", solloza. La auxilian rápidamente, improvisando una camilla con tacuaras y prendas de vestir. "Trátenme con cuidado porque me duele todo el cuerpo", ruega.
Con la claridad de la primera mañana se abre una picada en el monte. A toda velocidad, la joven es llevada hasta la ambulancia que aguarda a la vera de la ruta. La trasladan hasta un sanatorio de la Capital provincial, y de allí es derivada al Instituto del Quemado, en Buenos Aires.  Susana morirá dos meses después, en misteriosas circunstancias.

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