PANDEMIA Y POLITICA, EN RÍO NEGRO

La gobernadora resistió y no apretó el botón rojo

Carreras se negó a volver a Fase 1 como le sugirió parte de su gabinete. Las razones, aquí explicadas.
miércoles, 14 de octubre de 2020 · 00:00

El debate por tomar o no medidas despertó una crisis interna en el gabinete de Arabela Carreras, donde quedó nuevamente expuesta la fría relación de la gobernadora con su antecesor Alberto Weretilneck. Precisamente los albertistas que permanecen en el gobierno intentaron persuadir a la mandataria, quien no modificó ni un milímetro su posición ante la necesidad de tomar medidas eficaces para bajar una curva de contagios que cada vez está más elevada y con un sistema de salud colapsado por donde se lo mire, sólo sostenido por el trabajo de los profesionales.

Un integrante del gabinete intentó explicar como estaba la situación epidemiológica en la provincia: "Es una olla a presión y en vez de plomada, sobre la tapa están los trabajadores. Si lo que pasa adentro supera la fuerza que hacen ellos para sostener el sistema, vuela todo por los aires". La imagen fue muy ilustrativa, porque a diferencia de los primeros momentos en que la palabra colapso comenzó a hacerse más común, y la principal preocupación era la ocupación de terapia intensiva, hoy está debilitado todo el sistema, con hospitales saturados que tardan más de 48 horas en hisopar a una persona con síntomas evidentes de Covid.

El ministro de Salud, Fabián Zgaib fue uno de los primeros en pedirle a la gobernadora que analice resetear. Los 15 días que anunció el viernes el presidente Alberto Fernández servirían para eso. Otro de los que intentó ser escuchado fue el ministro de Gobierno, Rodrigo Buteler, ambos funcionarios mantuvieron conversaciones durante todo el fin de semana con Carreras, sin embargo la mandataria no cedió en su posición.

Esta postura cerrada tiene un antecedente cercano, que la gobernadora sufrió en carne propia y de alguna manera sirvió para evidenciar los datos que reflejaban las diferentes encuestas. Carreras no tiene apoyo popular y está convencida que no le permitirán fijar más restricciones. El domingo 23 de agosto anunció la vuelta a la Fase 1 en el Alto Valle, pero un día después tuvo que desdecirse ante las manifestaciones de comerciantes autoconvocados.

Luego de ese día nada volvió a ser como era en el gobierno rionegrino. Sin respaldo de la gente es imposible intentar restringir actividades para disminuir la circulación de personas. La salida elegante de ese momento fue que los contagios no se dan en los comercios, sino en las juntadas. Dos meses después, la situación no amainó ni un poquito, sino todo lo contrario. Aunque se mantienen las justadas como principal forma de contagio.

El que no llamó el finde semana fue Weretilneck. Hábil como pocos, consideró que no era el momento para aparecer en escena. Capaz que tampoco tuvo tiempo, ya que el domingo fue su cumpleaños, del que la gobernadora no se acordó, al menos en las redes sociales.

El malestar del personal hospitalario es lo que le trasladó Zgaib a Carreras, apoyado por Buteler. Sin embargo la gobernadora buscó una palabra de apoyo en su secretaria de Seguridad, Betiana Minor, quien deberá instrumentar la manera para que la desgastada Policía provincial cumpla con los nuevos controles anunciados. Difícil será la tarea que deba desarrollar para transformar en eficiente lo que hoy es inexistente.

Pese al colapso inminente y a las falencias del sistema de Salud que se evidencian a diario, la respuesta fue absolutamente contraria. Mientras para un hisopado en Cipolletti o Roca se debe sacar un turno para 48 horas después, a las personas que decidan ir a vacacionar a Bariloche desde el próximo viernes, se les hará un test rápido y gratuito en el puesto de control que se montará en la ruta 6, en El Cuy. También habrá uno similar en Dina Huapi. Sin el resultado negativo de Covid, los residentes del Alto Valle no podrán entrar a la cordillera.

Si bien la incidencia es menor, porque podrán viajar 500 personas, menos del 0,2% de la población total del Alto Valle, queda evidenciada dónde está puesta la voluntad de la gobernadora Carreras. La situación financiera de Río Negro es mala, con una gran deuda en dólares y con las principales actividades económicas paralizadas. El futuro es incierto. La producción frutícola es la primera actividad de ingreso de divisas y para ello se necesitará un protocolo especial para que la llegada de los golondrinas no empeore la situación epidemiológica. Y la segunda es el turismo, paralizado desde el 20 de marzo. Entonces, los esfuerzos serán para lograr su reactivación.

El viernes se abre Bariloche a los turistas del Alto Valle para poder aceitar un sistema que en la temporada de verano deberá funcionar a la perfección. Cualquier error ahora puede derivar en daños muchos más graves en enero y febrero. La esperanza de recaudar está puesta en la cordillera, porque Las Grutas no resistirá un aluvión de visitantes. El hospital de la villa es muy precario y el de San Antonio es de tan baja complejidad que no tiene ni un respirador, mucho menos una cama de terapia intensiva.

La economía le quita el sueño a Carreras y este panorama no es el que se imaginaba cuando aceptó la decisión de Weretilneck de ungirla como candidata. De hecho ya anunció -antes de su primer año de gestión- que las condiciones para repetir el mandato no están dadas. Y con esto tiró una molotov dentro de Juntos Somos Río Negro, sin posibilidades de restarle poder e imagen a su antecesor, ahora intenta generar una interna entre los que tienen deseos de ser gobernador como Pedro Pesatti y el vicegobernador Alejandro Palmieri, aunque se descuenta que este permanecerá leal al senador.

 

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