Este jueves, desde este medio dimos a conocer la realidad que viven los ciclistas neuquinos y más en pandemia dónde la inseguridad y los robos aumentaron en demasía. Denunciaron que hay una mafia para emboscarlos. Las trampas pueden resultar mortales y hay zonas rojas donde no sólo los espera una emboscada, sino que se esconden detrás de los yuyos o les “plantan” Miguelitos para que rompan el rodado.
Aunque los robos se incrementaron en estos últimos ocho meses de aislamiento, algunos ciclistas en especial los más jóvenes se organizan a través de un grupo de whatsapp, y cuándo se enteran de algún robo, buscan por todos los barrios hasta hallar a su bicicleta y al ladrón. "Los jóvenes justicieros".
"Hay un grupo de ciclistas, los más jóvenes que tienen entre 18 a 21 años. Hace poco pasó que le robaron la bicicleta a uno de ellos que hace mountain bike. Lo empiezan a difundir en su grupo cerrado y uno de ellos identificó la bici robada, lo siguió al chico que la usaba hasta su casa en el barrio San Lorenzo", sostuvo a la redacción de mejorinformado.com Gabriel, ciclista neuquino.
Continuó relatando el modo operandi de los ´justicieros´: "Aviso, se reunieron y cayeron como 20 pibes, ´armados´ con palos, cadenas, piedras y le tocaron la puerta; el dueño le mostró los papeles y le dijo que si no entregaba la bicicleta que era robada se le iba a complicar", el dueño de casa se asustó al ver que eran muchos y les aseguró que la había comprado pero "perdió" los papeles. "Llamaron a la policía y recuperaron la bicicleta a base de fuerza y ´estrangulación´ no física", agregó el ciclista.
Este grupo de muchachos neuquinos, viene hace tiempo haciendo "justicia por mano propia", por decirlo de alguna manera. Gabriel, nos contó otra ´anécdota´ que sucedió en noviembre del año pasado: "A otro de los chicos le robaron el casco de descenso, que era uno muy caro, muy difícil de conseguir y hay pocos en el país, ahora debe estar en 30 mil pesos. Lo buscó por todos lados y un día se lo vieron puesto a un adolescente que iba en moto. No es un casco de moto".
El que lo vio, inmediatamente mando un mensaje al grupo avisándoles que el supuesto ladrón había ingresado a la EPET N°14: "El dueño del casco fue a la escuela y con los datos de la moto se quedó sentado al lado esperando al chico", el resto de la "pandilla" no lo dejó sólo y fueron, también, como veinte. "Salió el director del colegio, le explicaron la situación, él defendió al alumno, charlaron un buen rato, y el chico se fue llorando y mi amigo recuperó el casco".
Por último, el deportista agregó que no "van armados para dar miedo, no son pibes ni agresivos ni violentos".