UNA ENCUESTA REVELA GRAVES ABUSOS

El 59% de las mujeres policías neuquinas sufrió acoso sexual

Así se desprende de un trabajo realizado puertas adentro de la Policía provincial. La consulta desnuda fuertes acusaciones por delitos “oficiales”.
domingo, 27 de diciembre de 2020 · 18:35

En octubre de este año, un policía fue sancionado por la Jefatura de Policía de Neuquén por utilizar su cuenta de Facebook para pedir oración por un compañero, contagiado de Covid. En noviembre, un comerciante de Senillosa fue asaltado y torturado en su chacra, por una banda cuyos integrantes vestían chalecos originales de la Policía de Neuquén. A principios de diciembre se desbarató una banda narco-policial, a la que se la investigaba desde febrero, y dejó al descubierto un escandaloso accionar que terminó con 9 detenidos -entre civiles y policías- en 17 allanamientos. Drogas, maltrato, abuso de autoridad, corrupción y vejaciones son sólo algunos de los ingredientes de estos tres episodios registrados este año. Casualmente, también se reflejan en las diferentes respuestas anónimas de la encuesta realizada, evidenciando el malestar que reina en el interior de la fuerza policial.

El clima es rancio desde hace un largo tiempo, pero como en toda relación, tiene altibajos. Hay momentos donde el detonante puede estar relacionado directamente con la causa del conflicto o simplemente oficiar de la gota que colmó el vaso. La situación de cuarentena que implicó esta pandemia, la sobre exigencia a los policías en todos los rincones, también sumó en algunas situaciones. Incluso en setiembre, en sintonía con el reclamo del personal de Salud de la provincia, se sumaron algunos sectores azules. Se planteó como un reclamo económico, aunque algunos explicaron la bronca de esta manera: “Se acumula por lo económico, pero lo que en el fondo nos molesta, es que nos piden trabajar en el marco de un concepto de seguridad ciudadana, con un reglamento de la época de la dictadura militar”.

Y sobre este último concepto gira precisamente la encuesta realizada por un grupo de efectivos de diferentes grados, que busca aggiornar a la institución. Intervienen algunas mujeres en calidad de esposas para evitar las consabidas sanciones, pero además buscaron el apoyo de sectores externos que les ayudaron a procesar y socializar los resultados obtenidos. El trabajo, al que accedió en exclusiva Mejorinformado.com, se encuentra en pleno proceso.

“Bienestar laboral de la Policía de Neuquén”: ese es el título del relevamiento realizado de manera anónima entre 247 oficiales, suboficiales y retirados de la fuerza, hace casi un año pero que recién sale a luz.  “Había temor de quienes impulsaron el relevamiento sobre cómo socializar y visibilizar los resultados”, explicaron algunos de los participantes.

La encuesta fue realizada entre el 28 de enero y el 21 de febrero, con el objetivo central de poner en debate la necesidad de democratizar la ley que rige el funcionamiento de la Policía neuquina. Para llevarla a cabo se elaboraron 10 preguntas, para conocer cuál es la experiencia laboral, teniendo en cuenta variables como si es hombre o mujer, en actividad o retirado.

Entre las respuestas que se destacan, casi el 40% considera que pocas veces se han respetado sus derechos laborales durante la carrera, casi un 70% asegura haber recibido sanciones disciplinarias que considera injustas y un 81% conoce a un compañero que efectivamente fue castigado en esas circunstancias.   

En la consulta particular a las mujeres, el 44.5% opinó que tiene las mismas capacidades que un hombre, pero el 41,5% consideró que tiene capacidades diferentes, pero son ignoradas. En otra pregunta, el 69,2% considera que por ser mujer es más difícil su vida laboral.

Una pregunta clave, que es un tema tabú dentro de la fuerza por la misma constitución verticalista, es el acoso sexual a las mujeres policías dentro del ámbito laboral. Y el dato es contundente: el 59% manifestó haberlo sufrido.

Sobre este último punto, estos son algunos de los casos expuestos en la encuesta (que se volcaron tal cual como se redactaron, sin corrección de sintaxis ni ortografía):

“Siendo yo agente, un sargento ayudante me manoseo y me quiso besar y obligar a tener relaciones con él en un adicional yo y estando el de servicio, éramos de la misma unidad. Lo amenacé q lo iba a cagar un tiro y salí del tráiler hasta lograr que se fuera. No denuncie por miedo a las represalias laborales que sufrían las mujeres que habían denunciado alguna vez. También un cabo me llevó a un descampado y me pidió "q le chupe la pija" se empezó a desabrochar la ropa, me baje de la camioneta lo amenacé q lo iba a golpear y me dejó en la mitad de la chacra moño azul sola. Tuve que volver caminando, ningún compañero me preguntó el xq de esa medida, dejarme sola de servicio me tomó 1:20 llegar a la unidad nuevamente. Luego un día me insultó a los gritos diciéndome que solo le chupaba la pija a los oficiales y mis compañeros en vez de defenderme todos se fueron afuera, nuevamente le dije que lo iba a golpear si me faltaba de nuevo el respeto y salí de la unidad llorando. Nadie me acompañó o me preguntó si estaba bien. Me volví fuerte y agresiva, la boca sucia y mi uniforme es dos tallas mayor al mío. Así que ya no llamo la atención y no sufrí más acosos”.

“Encerrarme en una oficina para decirme lo que le provocaba. En otra ocasión, impedirme salir de una oficina y abalanzarse sobre mí para besarme y manosearme. En otra ocasión, llevarme en un móvil a un lugar alejado para tratar de tener algún acercamiento a mi. Otro, simular que me golpeaban en la cola, decirme que estaba muy flaca y que no se podía "agarrar" nada. Otro, decirme lo mucho que le gustaba y q deseaba esposarme y violarme. Buscar mi reacción al punto de agredirme físicamente. Mandarme mails acosándome a cualquier hora. Reírse de mí cuando intente comunicar la situación. Y muchas veces ante mi terminante negativa hacer de mi servicio algo muy difícil y cansador. Denigrar por ser profesional o tener un título. Acusarme de quilombera por ser linda, según ellos. Prohibirme hacer cursos por ser mujer. Castigarme por leer un libro. Y acusarme de feminazi por defender a mis compañeras. Escucharlos hablar de mis compañeras degeneradamente y obligarme a callar o me sanciona. En fin. Tengo 10 años en la policía. Puedo hablar muchas cosas pero esto necesito hoy que sepan. Y no me molesta revelar quién soy. Esto debe terminar y debemos hacernos oír para poder reeducarlos y cuidarnos entre nosotras. Gracias por la encuesta”.

“Acoso en lugar cerrado que solucione con el arma reglamentaria. Por parte de oficiales de servicio más de una vez tuve insinuaciones y avances que tuve que frenar a los golpes o empujones y en una ocasión que vestía de civil; por pertenecer a la brigada de investigaciones; un Sargento Ayudante me palmeo la cola alegando "me tente"; a lo que yo respondí respetaba su edad porque sino le daba una trompada”.

“Manoseo por suboficiales y oficiales de servicio; estos últimos más aún cuando me tocaba manejar el móvil policial”.

De un superior, alegando que tenía poder por ser oficial y que podía hacer y deshacer expedientes. Consistían en dejarme todo un servicio de puesto, en pleno invierno a la intemperie. Lavar baños, cocina, móviles y alcaldía. Le hacía causas a mis compañeros diciendo que era culpa mía por no querer estar con él. Y muchas cosas más”.

“Comentarios fuera de lugar por parte de oficiales o jefes. Siento que por ser oficiales o jefes pueden venir a tratarte y a decirte cosas totalmente desubicadas, o creen que pueden arreglar cosas que necesitamos con otro tipo de cosas, mandando mensajes a los números particulares de cada una”.

“Hostigamiento e insistencia para entablar una relación con jefes y persecución laboral....violencia laboral y discriminacion”.

Finalmente, en un extenso apartado se solicita a los participantes de la encuesta sugerir cómo se puede mejorar la convivencia y las condiciones laborales dentro de la Policía. En líneas generales, hay algunas respuestas que por mayoría abrumadora se repiten:

Horario de 12 por 36; tener un jefe civil; que cada efectivo pueda trabajar en su lugar de origen o en donde haya formado su familia; reglamento con perspectiva de género y que se caigan los privilegios; modificar el reglamento interno para que sea acorde a los estipulados que expresan DDHH y las leyes laborales actuales; creación de la sindicatura sin derecho a huelgas, carrera profesional mediante capacitaciones acordes y exámenes médicos periódicos; crear una entidad de contención y apoyo a personal femenino, con personas que no sean policías y estén capacitadas para actuar y ayudar; con asistencia psicológica y con salud física; una entidad externa a policía en donde se pueda denunciar o informar los abusos sin ser castigadas o maltratadas por este régimen tan verticalista y machista; fortalecer el sistema actual de selección de los postulantes para el ingreso a la Institución, sin dejar pasar por alto estudios que determinen el consumo de drogas prohibidas. Realizar controles a la totalidad del personal para determinar el consumo de drogas; problemática que afecta a toda la ciudadanía; y mejorar los sueldos, según la jerarquía para que el policía no tenga que hacer tantas horas de servicios de policía adicional, entre las respuestas más destacadas.

Sobre el compilado y las respuestas de las mujeres policías, el informe concluye: “Las encuestadas describieron en qué había consistido el acto de acoso del cual fueron víctimas. Lo más alarmante es que en el relato las mujeres aparte de situaciones de acoso, describen situaciones de abuso sexual y acciones que constituyen delitos penales graves, acciones que no pueden siquiera contemplarse cómo fue que las mujeres no pudieron sentir que la institución les brindaba el espacio y la seguridad para poder realizar las denuncias pertinentes”. Y agrega: “Se visibiliza una clara relación entre el abuso de poder por ostentación de género y jerarquía, y el desgaste emocional, físico y psicológico que provoca en las víctimas”.

En estos 11 meses, la cuarentena además dificultó el trabajo de campo, pero se siguió construyendo y procesando. Atendiendo la gravedad de las denuncias realizadas por las mujeres policías, ya intervienen áreas provinciales de Mujeres, de Violencia y de Derechos Humanos, sumado a la Fundación por la Paz y la Red Federal de Mujeres Policía. El informe además, fue elevado a la ministra de Gobierno y Seguridad, Vanina Merlo.

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