Las medidas de prevención y las sugerencias de evitar trasladarse por cualquier vía, parecen haber sido incorporadas por los viajeros que habitualmente eligen el transporte aéreo.
La sala de embarque y el sector de ventas de pasajes está reducido a un mínimo de personas que espera un vuelo porque tuvo que hacer escala en la capital neuquina, o simplemente porque se alista para viajar a su destino elegido.
En una visita realizada al lugar pudimos constatar que solo hay oficinas abiertas con el mínimo de personas posibles, muy poca gente también en pasillos o espacios, conservando el distanciamiento indicado.
En el sector de estacionamiento de vehículos particulares, también está la muestra más cabal de lo que pasa en cuanto a asistencia.
Mientras tanto, el personal que no se ve disminuido es el de seguridad (PSA) o el de emergencias, quienes cumplen con las guardias propias de una situación normal o sin restricciones.
Al consultar a personal que trabaja en el lugar, se nos indicó que del mismo modo en que se aprecia en las salas, también los pocos vuelos que están garantizados llevan o traen muy poco pasaje, lo que demuestra que está viajando solo quien lo necesita hacer inevitablemente.