HISTORIAS DE AMISTAD

El Facebook los juntó y repitieron la fiesta de egresados en Neuquén

Este 20 de julio será muy especial. La cuarentena impondrá una mayor distancia. Pero son tiempos de estar más unidos que nunca. No te pierdas las “historias de amistad”.
sábado, 18 de julio de 2020 · 22:22

A la generación que hoy tiene más de 40 años, el Facebook le permitió reencontrarse. Con sus amigos de toda la vida, los de la infancia y los de la secundaria y los que quedaron en los pagos cuando emprendieron buscando nuevos rumbos. No importan las distancias. Así nacieron los famosos Grupos del Reencuentro, que suelen tener desde hace algunos años, su réplica por Whatsapp. Allí convergen todos: los que se casaron, se divorciaron, solteros y solteras forever, los que se volvieron a casar y también los de familias ensambladas. Hay profesiones y oficios diversos. Funcionan mejor que cualquier diagrama petrolero: 7x7, las 24 horas. Y tienen una intensidad que es envidia del más popular grupo de mamis del jardín. Pero además, es fuente inagotable de anécdotas y vivencias. Será por eso, que sin ninguna explicación química comprobable, oficia para cada uno de sus integrantes como un manantial de energía. Y para Sara Ale, que hoy vive en Neuquén, funcionó. Es más, se puede decir que fue “casi una receta sanadora”.

Esta es la historia con sus amigos de la infancia: Graciela y Eduardo. Los tres hicieron juntos el jardín de infantes, la primaria y sólo compartieron el primer año de la secundaria (en el Instituto Mixto de Estudios Secundarios, Domingo Faustino Sarmiento, más conocido como IMES) en un pueblito de Buenos Aires, llamado Comandante Nicanor Otamendi. A los “paperos” les gusta presumir de la tranquilidad del lugar: “queda a 35 kilómetros de Mar del Plata, a 20 de Miramar, no hay colectivo local, ni semáforos ni taxis. Todo se hace caminando o en bicicleta. Y es muy lindo”.  

Eduardo tiene 63 años, igual que su amiga de Neuquén y su esposa Graciela, tiene un año menos. Él fue el encargado de contar esta historia:

El destino quiso que Sarita se fuera de Otamendi y nunca más supimos de ella, jamás, nunca, nunca. Hasta que hace unos años, tuvo un problema de salud, su hija Romi le armó un Facebook y así contactó con mi esposa. Hablamos, nos encontramos, lloramos un rato, todo por Facebook. Y un día le dijimos: vos tenés que volver a Otamendi, todos los compañeros de la escuela primaria te vamos a estar esperando. Y así ocurrió. En noviembre del 2011, vino con su esposo -Daniel Zapata- un gran amigo ahora para mi, un hermano de la vida.

Nos encontramos en un club de toda la vida, en el Círculo Deportivo, que es el amor de todos los paperos, como nos dicen a nosotros. Fueron un montón de amigos y amigas. Pasamos, una hermosa noche. Pero antes de que se fueran, Sarita nos dijo: bueno, ahora yo quiero verlos en Neuquén. ‘Sarita tan lejos Neuquén, tenemos casi 1100 km de distancia’, le dije.  Pasaron los días, en fin, esa reunión fue imborrable. Y quedó la promesa que nos volveríamos a encontrar en dos o tres meses. Éramos como 30, porque vinieron los amigos y amigas con sus esposas, pero bueno era muy difícil organizar un viaje para tantas personas.

Qué te digo que hablé con uno, me dijo si; otro también y así cuando nos quisimos acordar ya teníamos 5 o 6 vehículos, juntamos como 20 personas. Y allá fuimos. Fue divino. Un viaje inolvidable. Algunos fueron a la casa de Sarita, otros alquilamos. Creo que llegamos un jueves y el sábado hubo una gran fiesta, una gran sorpresa.  Estuvieron amigos y compañeros de la secundaria de Sarita, con sus parejas, los chicos de (*) Alma de Nogal, músicos, guitarreros, pasamos una noche sensacional. Fue como el baile de egresados. Bailamos con Sarita el vals, entramos todos con ella de la mano, una noche imborrable.

Y el tiempo hizo que esa amistad se reafirmara, hace ya de esto 10 años, y somos la familia de Sarita y ella es nuestra familia. Tres o cuatro veces por año nos vemos. Ellos son hermanos de la vida, nuestros hermanos neuquinos.

Ahora con esto del Covid estamos tristes, porque nos extrañamos. Yo soy jubilado y no tengo problema para organizarme, muchas veces le digo a Graciela, flaca ¿qué estás haciendo? vamos para Neuquén y nos vamos. Es como hacer un viaje por Buenos Aires, serán 10 o 12 horas pero ahora estamos suspendidos. Cada dos o tres días hablamos con Sarita y le digo: estoy con el tanque lleno, estoy esperando que Alberto (Fernández) nos autorice a empezar andar y allá saldremos a ver a nuestros amigos. Esta es una hermosa historia de amistad, desde cuando teníamos 7 u 8 años en nuestro querido Otamendi”.

Actualmente, Graciela de Rosa y Eduardo Gregorio siguen viviendo en Buenos Aires pero en Rafael Calzada. Sara Ale y Daniel Zapata (integrante del grupo folclórico Alma de Nogal), junto a sus hijos y nietos viven en Neuquén. Pero como ellos dicen, son una gran familia: “los amigos son la familia que uno elige”.

¿Cuál es tu historia de amistad?

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