DOS CASOS EMBLEMÁTICOS

En cuarentena ya se violan los derechos humanos

En el caso de Loncopué, el hombre viajó por problemas familiares a Tucumán, pero en Santiago del Estero le “fajaron” la camioneta.
jueves, 20 de agosto de 2020 · 21:04

Un promedio de 18 horas y unos 1.600 kilómetros de viaje sin poder descender del vehículo. Así llegó a Loncopué un vecino, que había viajado a Tucumán porque tiene a su madre en estado terminal. Regresó por el norte de la provincia, pero ya en Santiago del Estero le “fajaron” la camioneta. Una situación similar pasó con un vecino de Plottier, días atrás: viajó a Córdoba a ver a su hija, quien padece cáncer y no lo dejaron ingresar a esa provincia; regresó custodiado por 8 patrulleros, sin descanso y sin posibilidades de bajar al baño, ni él ni su acompañante, quien utiliza silla de ruedas para poder movilizarse.

En el caso de Loncopué, luego de 100 días sin contagios, el intendente Walter Fonseca informó que se registró un nuevo positivo. Se trata de un hombre que reside en la localidad, pero que por un problema familiar, debió viajar de urgencia a Tucumán. “Su madre se encuentra en grave estado, volvió e hizo todas las cosas bien: en cuanto llegó a la localidad empezó la cuarentena”, explicó en AM 550. A raíz de esta situación, también comentó que desde este viernes se reforzará el control a la entrada de El Huecú. “Nuestro consejo es que, si nos es necesario, nuestros vecinos no viajen ni a Zapala, Cutral Co ni a Neuquén y si lo tienen que hacer, al regreso deberán hacer el aislamiento por 14 días”, explicó Fonseca. Comentó -en el programa Cambio de Aire- que el vecino ingresó por el norte de la provincia y que “en Santiago del Estero le fajaron la camioneta, no pudo bajar en ningún momento. Llegó al cruce de Barrancas a las 3 de la madrugada y debió quedarse hasta las 8, porque estaba cerrado. Recién pudo entonces, retomar hasta nuestra localidad”.

Es decir, en promedio, esta persona debió transitar alrededor de 1.600 kilómetros de distancia, unas 20 horas de viaje, con la camioneta fajada.

Controles en las rutas rionegrinas.

Días atrás, también desde este diario se informó las peripecias que tuvo que pasar Pablo Muse, un vecino de Plottier. Acompañado por su cuñada, manejó desde Neuquén para estar con su hija Solange, quien padece un avanzado cáncer de mama. Tenía permiso, pero según comentó, resultó “dudoso” un test COVID 19 que le realizaron, razón por la cual desde el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Córdoba, no le permitió ingresar. “No cuestiono eso sino el trato, me obligaron a estar al volante 40 horas para regresar a Neuquén, escoltado por patrulleros”, contó a este diario.  

Muse denunció el destrato del personal policial tanto en el control como en el viaje de regreso. “No pudimos comprar comida ni utilizar baños, y hasta obligaron a mi cuñada a hacer sus necesidades en el medio del campo. Hicieron un circo”, sostuvo el hombre que ahora permanece en cuarentena en su casa, en Plottier, después de casi 40 horas de viaje sin poder dormir y “obligado a seguir conduciendo”.

En nombre de la pandemia y de una cuarentena en Argentina que ya fue calificada como la “más larga del mundo” con más de 150 días vigentes, hay derechos humanos que están siendo avasallados.  Naturalizar esta situación puede resultar tan grave como la misma razón que se esgrime para mantener las restricciones. No se trata de violar las “normas”, al contrario. Pero ninguna ley que se precie de tal puede perder el sentido más básico: el sentido común

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