Minas

Murió Chechito y Andacollo se quedó sin los ojos del pueblo

El apasionado fotógrafo y retratista, de los paisajes y de la vida social de Andacollo, murió a raíz de una enfermedad terminal. Tenía 51 años.
martes, 16 de enero de 2024 · 14:24

Los “distintos y elegidos con un don” siempre hablan a través de su trabajo. No necesitan más. César Venega (de 51 años) habló tan bien que hizo huella y dejó un tremendo legado de identidad y pertenencia al pueblo "que brilla en lo alto", tal cual hoy y siempre lo hará “Chechito” como era conocido por todo Andacollo y más allá de los confines de la Cordillera del Viento en el norte neuquino.

El querido vecino, pequeño de estatura pero de un corazón enorme, murió hace una semana a consecuencia de una grave enfermedad que lo venía aquejando ya desde hace bastante tiempo. Fiel a su estilo y costumbre la peleó hasta el final.

Se lo va a extrañar a Chechito, una persona generosa y muy querida y respetada por cada andacollino. Hola capo!...Así nos decíamos en cada oportunidad que nos veíamos por el pueblo”, contó su amigo y ex intendente Ariel Aravena. Agregó que “nos conocíamos de toda la vida. Era un tipo querido por todos, le gustaba el fútbol, fanático de River y de la música de la década del 80 y un ferviente apasionado de la fotografía. Cuando pasaban los arreos por Andacollo me pedía que le avisara y salía a su encuentro con su cámara para captar hermosas imágenes de los arrieros con su piño de chivas”.

César había nacido el 9 de septiembre de 1972. Era hijo de Blanca Elena Mora (una mujer jubilada municipal) y de don Daniel Venega (un criancero que tiene su puesto en Los Miches). Por último el ex funcionario municipal relató que “de sus fotos las que más recuerdo son una que nos sacó con mis hijos. Luego en la plaza de Andacollo, otra junto al padre Diego y las que eran ya un clásico las del aniversario del pueblo y de la fiesta del veranador”.

Blanca, su amiga de safaris fotográficos

César Venega, según sus amigos y cercanos era conocido no solo en el norte neuquino sino en tantos otros lugares de nuestra provincia y también del exterior “Chechito era un vecino increíble. Un ser humano excepcional. Una persona simple, generosa, amable, que con solo una sonrisa, un gesto te saludaba y que con un abrazo demostraba su amor, su bondad, su alegría”, con todo esos adjetivos lo calificó Blanca Poblete, su amiga incondicional en múltiples safaris fotográficos por el increíble territorio paisajístico del norte neuquino. “Fue aquel fotógrafo que dejó impregnado en el alma y en el corazón de muchos, una foto del rostro de un criancero y de la belleza de su tierra”, describió con emoción. Delineando su pasión y dedicación por la fotografía dijo que “a él le gustaba ser el primero en obtener los primeros planos de un atardecer en la Cordillera, de una jineteada, de un arreo”.

Todos en Andacollo coinciden en señalar que César era una persona simple, sencilla, que le gustaba compartir un buen asado con su gente en el campo, en las veranadas. En esos sitios  era feliz ya que le encantaba la vida al aire libre.

Fue esa persona que supo difundir una foto y que todo el mundo la usó como postal, que la supo inmortalizar siendo de algún rincón del norte neuquino, de su gente, de las costumbres, de las tradiciones, de todos quienes compartieron algún tramo de su existencia con él y todos guardarán en el corazón por siempre a este entrañable amigo, a quien su sobrina Tati –en una inmortal caricatura- lo definió como “los ojos de un pueblo”. Blanca, aún quebrada por el dolor dijo que “de por vida será recordado,  porque dejó muchas huellas marcadas, que ya ahondan en lo más profundo de nuestros corazones. Él supo transmitir y  dejar una enseñanza en todos nosotros”. Para cerrar mencionó que “nos quedan sus recuerdos y sus imágenes que nos mostrarán siempre su pasión por la vida, un ser de luz que brillará por el amor propio y que supo descubrir en cada ser humano, en cada persona la vida del encuentro y de la amistad”.

Un habilidoso futbolista y gran piropeador

La muerte del “Checho” o “Chechito” impactó de lleno en el pueblo de Andacollo y fue un golpe directo y “sin escalas” al corazón de cada uno de sus habitantes. Su personalidad, su trabajo y su talento fue tan importante que la Municipalidad local decretó dos días de duelo -sin cese de actividades- en su memoria. Recordando además en la normativa municipal su paso por la institución como Cadete y Cobrador Publicitario de Radio Municipal Departamento Minas en la década de 1990 y 2000.

Sobre “Chechito” el intendente municipal Manuel San Martín fue categórico al decir que “sólo un recién llegado no sabría quién fue Checho Venega”. Luego comenzó a desentrañar una serie de anécdotas de tiempos pasados compartidos: “Éramos contemporáneos, de esos tiempos donde mi casa estaba en la periferia del pueblo, dónde en invierno teníamos que salir a hacer brasas, donde una pelota de fútbol era un bien sumamente preciado y escaso. A Checho nada parecía opacarlo”. Sin embargo recordó que su salud no fue la mejor, aún así  a él siempre se lo veía de buen ánimo. “Siempre tenía algo divertido que decir, tenía picardía y habilidad para hilvanar piropos, siempre con educación por su puesto”, contó el jefe comunal. Sumó diciendo que “si bien era de  baja estatura, era muy habilidoso en el fútbol y cabeceaba muy bien. También alguna vez jugó al vóley como armador y participó de una escuela de montaña en el CEF 11”.

San Martín hizo un repaso por la vida del fallecido fotógrafo: “Checho siempre destacaba, aún con situaciones personales complejas, aún con su talla pequeña, siendo una persona trasplantada, él destacaba. Checho brillaba y cruzarse con él, o coincidir en un asado o fiesta con él, era diversión segura”. Por último el intendente destacó las dotes de César en la fotografía. “Supo retratar como nadie a la gente campesina, al criancero, al trabajador rural. El Chechito era querido en Andacollo y en toda la zona. Elijo recordarlo con alegría, porque él sabía disfrutar de la vida”, finalizó.

En sus redes sociales el reconocido cantor campesino Atilio Alarcón sumó también sus condolencias diciendo: “Vuela alto Chechito. Fue un gusto conocerte. Dios te necesitaba para que fotografíes tu norte Neuquino desde el cielo”.

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