Del invierno al “casi verano” en cuestión de horas
El clima en la región parece tener vida propia y cambia sin pedir permiso. Esta semana arrancó con heladas y temperaturas que obligaban a sacar la campera más gruesa, pero a las pocas horas el termómetro marcaba valores dignos de una tarde de octubre. Para muchos, elegir qué ponerse se convirtió en un ejercicio de fe más que en una decisión práctica.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, la capital neuquina volverá a sentir un descenso marcado en la temperatura. Las mínimas llegan a los 4 grados y el viento será protagonista con ráfagas que podrían superar los 60 kilómetros por hora. Un combo que hace difícil planear desde una salida hasta el menú del día.
La cordillera, en tanto, vive su propio capítulo: allí rige alerta por nevadas, lo que refuerza la sensación de que en un mismo mapa conviven todas las estaciones posibles.
El viento, ese invitado que nunca falta
Si algo no cambia en este ir y venir de temperaturas, es el viento. No importa si hace frío o calor: las ráfagas aparecen como el telón de fondo constante. El SMN anticipa que podrían superar los 70 kilómetros por hora durante el fin de semana, mientras que la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas prevé valores apenas menores, pero igual de molestos.
El viento no solo complica la sensación térmica, también hace que actividades cotidianas se transformen en un pequeño desafío. Desde caminar por el centro hasta intentar colgar la ropa se convierten en pruebas de resistencia. Para los automovilistas, las ráfagas fuertes también significan manejar con doble atención.
En este escenario, los organismos insisten en que las ráfagas serán las verdaderas protagonistas de los próximos días. Y con ello, la conclusión es inevitable: aunque el frío y el calor se alternen, el viento no negocia su presencia.
El domingo cambia todo otra vez
Como si fuera poco, el pronóstico indica que el domingo el clima volverá a dar un giro inesperado. Tras jornadas ventosas y frías, se espera un ascenso de la temperatura que llevará las máximas a casi 19 grados. Una especie de “respiro primaveral” en pleno invierno que, sin embargo, no durará demasiado.
La paradoja es que este ascenso no implica calma: el viento seguirá igual de intenso, con ráfagas que en algunos puntos podrían alcanzar los 80 kilómetros por hora. Es decir, calorcito de día, frío por la noche y viento sin pausa. Un cóctel perfecto para que cualquier plan quede en veremos.
Al final, más que consultar el pronóstico, lo que queda es asumir que el clima en Neuquén se mueve con lógica propia. Y que en una misma semana se puede pasar de bufanda a manga corta, siempre bajo el soplido incesante del viento.