La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó el recurso de queja presentado por la defensa del ex comisario rionegrino Néstor Gustavo Luna y confirmó la condena de 6 años y 8 meses de prisión efectiva por estupro y abuso sexual continuado contra una adolescente de 14 años. El máximo tribunal, con las firmas de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, cerró cualquier posibilidad de libertad para el ex policía, que había intentado cuestionar su prisión preventiva desde el inicio de la investigación. El fallo marca un revés contundente y deja firme la sentencia que lo responsabiliza por haber manipulado y abusado de una menor en un contexto de confianza y vulnerabilidad.
El relato judicial expone cómo Luna se ganó la confianza de la víctima y de su familia. La adolescente lo veía como un tío, incluso como un padre, alguien que la ayudaba con las tareas escolares y le brindaba el afecto que sus padres, separados, no podían darle. Esa relación paternal fue el terreno fértil para la manipulación: el ex comisario aprovechó la inmadurez sexual de la niña y su fragilidad emocional para someterla.
Los lugares del horror
Los abusos no fueron aislados ni esporádicos. Según el fallo, ocurrieron entre marzo y junio de 2019, al menos dos o tres veces por semana. Se concretaban en el interior de vehículos en zonas deshabitadas cerca de la playa, en su propia vivienda y en el balneario El Cóndor. La repetición y la continuidad del delito fueron consideradas agravantes: un patrón sistemático que afectó la autodeterminación sexual de la víctima.
La adolescente no se consideraba víctima y no tenía plena conciencia de lo que estaba viviendo. Por eso, no fue ella quien denunció. Fueron las operadoras de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia quienes recibieron un mensaje de dos amigas que habían grabado la confesión de la menor. Ese fue el punto de partida de la investigación que terminó con la condena.
El peso de las pericias
Durante el juicio, la entrevistadora de la cámara Gesell y la psicóloga forense descartaron cualquier indicador de fabulación. Incluso la perito de parte coincidió en que la adolescente tenía una experiencia sexual acorde a su edad y que lo vivido fue producto de manipulación. La psicóloga del Cuerpo Médico Forense explicó que la joven no tenía estrés postraumático, pero sí un daño evidente: no comprendía la magnitud de lo que estaba pasando hasta que el proceso judicial avanzó.
El fallo que cierra la puerta
La defensa de Luna intentó llegar al máximo tribunal cuestionando la prisión preventiva inicial. Sin embargo, todas las instancias rechazaron sus planteos. Finalmente, la Corte Suprema declaró inadmisible la apelación y dejó firme la condena. El revés es total: el ex comisario seguirá preso y la sentencia por estupro y abuso sexual continuado queda confirmada.
El caso expone crudamente cómo la confianza y el afecto fueron utilizados como armas para someter a una adolescente vulnerable.