Conexiones clandestinas y consecuencias fatales
Lo que parecía un simple reclamo por problemas de electricidad terminó con una escena dantesca en la Colonia Nueva Esperanza: un caballo electrocutado, un vecino herido y más de 40 conexiones clandestinas colgadas de la red.
Los técnicos de CALF recorrieron la zona y confirmaron lo que todos sospechaban: los enganches ilegales eran la causa de la fuga de corriente que transformó al barrio en una trampa mortal.
Vecinos enfrentados: los que pagan y los que se cuelgan
Mientras miles de familias hacen malabares para abonar facturas cada vez más caras, en Nueva Esperanza abundan los “vivos” que se enganchan de manera ilegal. Esta vez, el problema no solo dejó un animal sin vida y a un hombre lesionado, sino que además desató la furia de los propios vecinos que sí cumplen con el pago del servicio.
Gritos, amenazas y tensión contra los operarios
La situación se volvió más grave cuando los trabajadores de CALF intentaron cortar las conexiones ilegales. Lejos de colaborar, un grupo de vecinos salió al cruce con gritos, insultos y amenazas para responsabilizarlos por lo ocurrido. Incluso intentaron retenerlos en el lugar, obligando a los operarios a escapar para ponerse a salvo.
Falta de control y riesgo permanente
El escándalo volvió a poner sobre la mesa un tema que genera grieta en toda la región: ¿hasta cuándo se va a permitir que algunos vivan colgados de la luz, mientras otros pagan cada mes cifras que se hacen imposibles?
El caso de Nueva Esperanza expone el peligro que generan las conexiones clandestinas. Esta vez fue un caballo y un vecino los que sufrieron las consecuencias, pero la sensación es clara: el riesgo está latente y puede terminar en una tragedia aún mayor.