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Domingo 07 de Septiembre, Neuquén, Argentina
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Lo que vio en Isla 92 de Choele Choel dejó a Federico paralizado: "No eran personas"

Un joven asegura haber vivido un encuentro con dos seres que no parecían humanos mientras caminaba por la Isla 92. Su testimonio revela luces misteriosas y pesadillas que aún lo persiguen

Domingo, 07 de septiembre de 2025 a las 00:00
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El protagonista de un extraño episodio en Choele Choel asegura que se cruzó con dos figuras que no parecían humanas mientras se dirigía a la Isla 92. Desde aquel día, su vida cambió por completo y el miedo a volver a vivir esa experiencia todavía lo acompaña.

Federico, de 35 años, vive con su madre y sus hermanos en el Valle Medio. Estudió abogacía en La Plata, pasó un tiempo en El Bolsón y hoy mantiene una rutina tranquila en su pueblo natal. Sin embargo, una tarde cualquiera se transformó en una pesadilla difícil de explicar.

Según relató a La Opinión Austral, todo ocurrió cuando iba hacia la Isla 92, un islote del río Negro conocido por su belleza natural. En medio del camino, sintió cómo el celular se apagaba de golpe y lo siguiente que recuerda es estar unos cuarenta metros más adelante, con los brazos extendidos hacia el cielo y sin el teléfono en las manos.

Al mirar alrededor, notó la presencia de dos figuras. “No les diría personas”, aclaró. La descripción que dio resulta perturbadora: uno era más bajo y el otro más alto, con la piel demasiado blanca y rostros que parecían dibujados. Lo más inquietante, según contó, fue la forma en que lo observaban, como si supieran lo que estaba por pasar.

Las secuelas no se limitaron a ese instante. Durante dos semanas sufrió pesadillas recurrentes. Su madre lo despertaba en medio de la noche porque lo escuchaba gritar: “¡Déjenme, suéltenme!”. Esa sensación de persecución, aseguró, no se borró con el tiempo.

El joven también recordó que en otras ocasiones presenció fenómenos extraños. En El Bolsón, vio luces sobre un cerro que lo obligaban a quedarse mirando. En La Plata, una esfera plateada “del tamaño de un Escarabajo” apareció en el cielo y lo dejó paralizado. En todos los casos, describió la misma imposición: la necesidad de fijar la vista en un punto sin poder apartarla.

Aunque admite que le gustaría encontrar respuestas y hacer preguntas a esas figuras, reconoce que todavía no se anima a volver al lugar de noche ni a salir de mochilero, como hacía antes. “Tengo miedo de que esos dos seres vuelvan a buscarme”, confesó.

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