Las trashumancia es una de las actividades más características del norte neuquino. Chos Malal, sede provincial del chivo patagónico y capital simbólica de esta práctica, es una de las localidades con más productores ganaderos de Neuquén. En un video publicado en redes sociales se puede observar cómo esta actividad rompe los límites urbanos y se adapta ¡hasta a los semáforos!
La trashumancia no solo es una técnica de producción, sino una forma de vida que moldea la identidad, la música, la lengua y las costumbres de toda la región. Lo saben los chosmalenses y lo llevan en la sangre. Una actividad que mezcla las sociedades modernas con la descendencia originaria de Neuquén y se mantiene vigente hasta el día de hoy como un sello característico.
Esta practica permite el desplazamiento estacional del ganado para buscar pastizales frescos, como así también poder variar el suelo explotado y evitar la degradación del mismo. Es que los chivos arrancan de raíz las pasturas provocando la perdida de biodiversidad y evitando el crecimiento de nuevos pastos si no se realiza de manera correspondiente.
En ese sentido la trashumancia es clave para la sostenibilidad de los suelos y evitar la sobreexplotación de los paisajes naturales de Neuquén.
Este curioso video es un claro ejemplo de cómo la vida cotidiana y la urbanización se entremezclan constantemente con las costumbres ganaderas de un norte neuquino arraigado a sus orígenes.