Juego de rol en vivo: una experiencia lúdica que cobra fuerza en Neuquén

Los juegos de rol no gozan de mucha popularidad en Neuquén. Seguramente sabés de qué se trata porque alguna vez viste a alguien practicándolo en alguna comedia liviana. Pero nunca se muestra esta actividad desde la profundidad que tiene. Lejos de ser mera interpretación y disfraces, los juegos de rol en vivo tienen una lógica propia, con reglas y acuerdos entre todos los que intervienen. Requieren de mucha preparación y compromiso a la hora de crear personajes que deben tener historia, vínculos y personalidades distintas para sobrevivir en un mundo determinado.  

En Neuquén el grupo LARP (Live Action Role Playing) reúne a jóvenes que participan activamente del juego de rol en vivo y que aprovechan distintos escenarios de nuestra ciudad para encarnar personajes oscuros de la época medieval que salen a luchar por su subsistencia .

Así lo explica Joanathan Muñoz, un joven psicólogo neuquino que, durante sus años de estudio en La Plata, se involucró en el mundo del Animé y el Cosplay (que significa costume play, juego de disfraces) hasta que descubrió el juego de rol y hace un par de años lo comenzó a hacer en Neuquén.

“El juego de rol es la proposición de un mundo. Hacemos un mundo donde hay una problemática global y una problemática más particular y cada participante trae su propia historia que se inserta dentro de esa historia grande. Eso hace que se enriquezca el mundo porque cada uno va a jugar con la historia que creó”, explica Jonathan sobre la dinámica del juego que está pensado para ser toda una experiencia de principio a fin durante el “role on”.  

Es una actividad lúdica en la que jóvenes de más de 13 años y adultos, ponen muchas cosas en juego además de un disfraz. Quienes participan en cada partida deben crear personajes con historias propias, lazos familiares, vínculos sociales, etc, que puedan desarrollarse e interactuar con otros personajes dentro de un mismo mundo.

Cuando se hacen partidas de juego de rol en vivo en Neuquén, los personajes se sumergen en las Crónicas de Morgen, un mundo para juego de rol ideado por Jonathan durante más de 12 años y que “funciona muy bien”, asegura.

Queda claro que dentro de esta actividad, en la que la improvisación es central, nada es improvisado desde su organización. Hay reglas, hay un mundo, hay personajes previamente armados, hay acción. Se trata de un juego en el que los participantes deben activar la capacidad de inventiva, la creatividad, la interpretación y la necesidad de asumir el compromiso de no faltar, así nada interrumpe la partida. 

Crónicas de Morgen

Con mucho bagaje cultural y lectura encima, Jonathan cuenta que hace 12 años creó Crónicas de Morgen, un mundo en el que diferentes personajes viven, se vinculan, luchan por su territorio y hasta mueren. (La muerte de un personaje, abre paso al nacimiento de una nueva versión para que nadie quede fuera de juego, explica). 

“Tenemos un manual que define cómo crear un personaje, sus habilidades y características, la historia, la raza, etc. Luego, proponemos un lugar, un escenario y una historia, y la persona viene ya con su personaje armado que, por ahora, tiene que ser medieval oscuro”, comenta Jonatan que define “personaje medieval oscuro” como cualquier criatura de la noche, pude ser un vampiro, hombres lobo, Ghouls (demonio del folklore árabe) y también humanos que se cruzan en ese mundo medieval.

Otra de las aristas que hacen más divertido e inmersivo el juego de las Crónicas de Morgen es la lucha o batallas simuladas para conseguir objetivos que pueden ser conquista de territorio, alimento o carne fresca, si sos una bestia salvaje. “La diferencia que tiene éste de cualquier otro juego de rol que hay en la Argentina es que tenemos softcombat. Significa que dentro del juego podés pelear con espadas de poliespuma y tubos de polipropileno, respetando ciertas reglas”, dice Jonathan, quien además deja en claro que la lucha no es el leitmotiv principal del juego de rol que proponen desde LARP.

Como se ve, en estos juegos nada es improvisado de un día para el otro porque requieren de mucha preparación, tanto de la historia de cada personaje como de su caracterización. Por eso, las partidas se hacen cada dos meses.

Por otra parte, la confección de los disfraces y las armas, también requiere dedicación. “Un día hicimos una jornada donde nos juntamos a hacer armas y disfraces. Y me compré una máquina de coser y entonces el que quiere puede traer su disfraz y yo lo coso, o pueden traer sus armas y ayudamos a hacerlas”, relata Jonathan.

Y, aunque LARP no tiene fines de lucro, los encuentros tienen un valor de inscripción para los participantes y lo que se recauda es destinado exclusivamente a la preparación de cada partida y mundo. “Las partidas son pagas porque con eso generamos todo lo que se requiere. Por ejemplo, cada jugador recibe una bolsita con su ficha de personaje y con algunas monedas para intercambiar en el mundo. También les damos unos recursos que son como gomitas para jugar. Por ejemplo, para el vampiro las gomitas son sangre. Si un vampiro te ataca y te saca todos tus puntos de vida te puede comer tu gomita y eso representa que te chupó la sangre”, detalla.  

Otras realidades  

En la última partida que hizo LARP en la Plaza de las Banderas, eran unas 23 personas jugando al rol en vivo. Y desde la organización, esperan que se sumen cada vez más. 

“Nuestra propuesta es crear tu propia realidad. Y nos pasa en las partidas, sentís que estás en ese mundo y, guau, sos ese personaje y lo disfrutás. Toda la creación, la composición es para que la disfrutes”, dice entusiasmado Jonathan antes de concluir la charla con Mejorinformado. 

Y nos deja la grata sensación de que la belleza de esta actividad radica en el momento del “role on” donde podemos alejarnos por un momento de nuestra cotidiana realidad para vivir una experiencia inmersiva en mundos fantásticos que sólo parecen posibles en la imaginación. Desconexión de lo cotidiano y terrenal para conectar con lo imposible, en partidas que pueden durar hasta 4 horas, o más de 3 días en otros lugares del mundo, asegura Jonathan. 

Porque, en definitiva, la realidad no es más que lo que cada uno percibe e interpreta y “hay más posibilidades que resignarse a este mundo”, concluye el joven analista.