CLAVE DE FA

Live Aid, el concierto que dio origen al Día Mundial del Rock

Más de 16 horas de música en vivo, 60 artistas de talla mundial en el escenario y 100 millones de dólares recaudados bajo el lema 'Feed the world', son el origen solidario de este día que nos recuerda que la música es universal.
domingo, 31 de julio de 2022 · 15:44

Por Hernán Di Menna

Para 1985, la hambruna azotaba a África. El continente olvidado sufría la crisis humanitaria más fuerte de toda su historia. Cerca de un millón de etíopes habían muerto por desnutrición, entreverados en una guerra civil que llevaba más de una década, luego del derrocamiento del emperador Haile Selassie.

La idea del músico y promotor Bob Geldof de hacer el Live Aid nacía por esta problemática, luego de ver por televisión la noticia. El megalómano Geldof tuvo su apogeo al hacer crecer la idea de que llevar a cabo dos conciertos al mismo tiempo era posible: uno en Londres a las 12 del mediodía en el estadio Wembley y otro en el J. F. Kennedy, Filadelfia, a las 7 de la mañana; y llenarlos de los músicos más preponderantes de la época. Ambos escenarios se vistieron bajo el lema 'Feed the world' (Alimenta al mundo).

 

Más de 16 horas de música en vivo, 60 artistas de talla mundial en el escenario y 100 millones de dólares recaudados fueron el resultado de este mega evento que declaró para siempre el 13 de julio como el Día Mundial del Rock,  y que abrió la puerta para que otros artistas empezaran a promover causas benéficas a través de la música.

La novedosa propuesta fue recaudar dinero mediante el pago de las entradas de cada estadio, la venta a la mayor cantidad de países de la televisación del evento, sumándole un teletón, esto es, que los televidentes pudieran donar dinero mediante la tarjeta de crédito en una llamada telefónica. Inédito para la época.

 

¿El resultado? Más de 1.500 millones de personas de todo el mundo vieron en televisión a las máximas estrellas, casi el doble de la audiencia de los Juegos Olímpicos de verano de 1984, la última gran superproducción televisiva de aquellos años. Más de 100 países habían acordado transmitir los conciertos.

 

El reparto, casi sin artistas afro descendientes

Las más de 90 mil almas que colmaron cada uno de los dos estadios, el 13 de julio de 1985, pudieron ver en vivo a músicos de la talla de Freddy Mercury, David Bowie, Phil Collins, Madonna, Elthon John, George Michael, Bob Dylan, Paul Mc Cartney, Brian May, Eric Clapton, Mick Jagger, Bono, Sting, Tina Turner, Bryan Adams, Ozzy Osbourne, Neil Young, Robert Plant, Duran Duran, Elvis Costello, Keith Richards, Jimmy Page, Ron Wood, Lionel Richie, B B King, Michael Hutchence, entre otros.

Pero llamativamente, artistas de raza negra habían sido dejados de lado por los organizadores, algunos por problemas de agenda y otros por razones que nunca terminaron de saberse.

El continente negro por excelencia no contaba entonces con representantes de los artistas afro descendientes más importantes. Algunos de ellos eran Aretha Franklin, Smokey Robinson, Diana Ross, las Hermanas Pointer, Steve Wonder, Donna Summer y Michael Jackson. Kool & The Gang y Prince que contribuyeron pero con videos que se pasaron en pantalla.

 

Sí estuvieron Run-D.M.C., el grupo de rap más popular en Estados Unidos, Billy Ocean, Sade y dos ex miembros de The Temptations, que actuarían con Hall y Oates. 

“¿Por qué elijo tocar? Para recaudar mucho dinero”, dijo Jagger a la revista Rolling Stone. “Eso fue lo principal: llamar la atención sobre el hambre en el mundo. Más adelante, las personas pueden apreciar lo que se puede hacer con un evento de esta magnitud. Realmente fue un evento relativamente agradable y bien intencionado”.

Bob Geldof, la cara más visible de la organización, dijo que “ésta debería ser la declaración definitiva para el negocio de la música”. Y así fue.

 

Lo más destacado musicalmente

En el concierto pasaron cosas increíbles: quedó para siempre en la memoria colectiva el duelo vocal de Freddie Mercury con el público. También se recuerda el momento en que Bono bajó del escenario a la pista para ayudar a una mujer del público a subir para bailar con ella. O el esperadísimo concierto de reunión de Led Zeppelin, que resultó un desastre al no dar la talla Phil Collins como sustituto de John Bonham en la batería, sumado al terrible estado de ebriedad del guitarrista Jimmy Page.

 

 

La parte más difícil fue, de todas maneras, el de equilibrar los egos desmesurados de los artistas. El orden de aparición era un tema sensible. Lo mismo determinar quién podía tocar con toda su banda y quién lo haría como solista. Quiénes cerraban en cada estadio fue más sencillo de determinar: la talla de Paul McCartney y Bob Dylan, lo dio por hecho, y nadie pudo oponerse.

Phil Collins tuvo un día agitado. Fue el único en tocar en los dos estadios. Primero lo hizo en Londres. Mostró algún éxito solista, se unió a Sting y Brandford Marsalis en un set y apenas bajó del escenario una moto lo llevó al aeropuerto. Tres horas de avión (en las que aprovechó para ensayar las canciones de Zeppelin) y otra vez subir al escenario pero en otro continente. Olvidable performance.

 

Recaudación y polémica

El balance del concierto fue positivo. Dieciséis horas. Dos estadios. Más de 50 superestrellas del rock. 1.500 millones de espectadores en una televisación ininterrumpida. Cientos de millones de dólares de recaudación. Más de 150 países conectados.

La recaudación constaría de cuatro grandes rubros. La venta de las casi 200 mil entradas que se agotaron apenas salieron a la venta, los derechos televisivos vendidos a 150 países, el merchandising, el sponsoreo de grandes compañías globales y lo que se pudiera juntar en los teletones. ¿Pero qué pasó con la plata?

 

Una investigación de la revista estadounidense Spin reveló que parte de lo donado fue a parar al etíope Mangistu Haile Mariam, que era el presidente del Consejo Militar Provisional. Apoyado por Cuba y la URSS, gastó los dólares que le entregaron en comprar armas a los rusos para aplastar a quienes buscaban independizarse en Eritrea. Spin descubrió también que varias ONGs habían advertido a Geldof de que Mengistu ejecutaba terribles matanzas con inocentes.

Pero el escándalo sería aún mayor cuando la cadena británica BBC develó en un programa de radio que gran parte de los ingresos de aquellos conciertos se dirigieron a los fondos de la guerrilla etíope, debido a la nefasta gestión que se hizo con el dinero en cuanto acabó el show. Médicos Sin Fronteras le había pedido a la producción del evento que no entregara la recaudación hasta que existieran las infraestructuras que garantizaran un reparto seguro y equitativo, pero al parecer él no quiso esperar.

Así todo, en los días posteriores a los conciertos de Live Aid, funcionarios de alto nivel de tres países, Inglaterra, Irlanda y Noruega, nominaron a Geldof para el Premio Nobel de la Paz. 

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