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¿Qué son y cómo ayudar frente a Trastornos de la Conducta Alimentaria?

El nutricionista Samuel García afirma que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) representan un grupo complejo y grave de enfermedades mentales que alteran la relación entre la persona y la comida, afectando también la percepción corporal y la salud emocional. 

Por Redacción

Jueves, 04 de diciembre de 2025 a las 11:51
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Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) representan un grupo complejo y grave de enfermedades mentales que alteran la relación entre la persona y la comida, afectando también la percepción corporal y la salud emocional. Su impacto puede ser devastador, no solo a nivel físico sino también psicológico y social, con consecuencias potencialmente mortales si no se detectan y tratan adecuadamente.

Este artículo es una invitación abierta a la reflexión, al diálogo y a la acción conjunta para erradicar el estigma, fortalecer redes de apoyo y favorecer entornos saludables para todas las personas, con el fin último de que la alimentación sea una fuente de vida, placer y cuidado, nunca de dolor ni sufrimiento.

 

Entre los TCA más conocidos y frecuentes se encuentran:

Anorexia nerviosa: Caracterizada por una restricción extrema de la ingesta alimentaria que lleva a una pérdida de peso significativa y un miedo intenso a engordar, acompañada de una distorsión de la imagen corporal. Las personas con anorexia suelen evitar comer o limitar severamente los tipos y cantidades de alimentos.

Bulimia nerviosa: Se manifiesta por episodios recurrentes de consumo excesivo de alimentos (atracones) seguidos de conductas compensatorias inapropiadas para evitar el aumento de peso, como el vómito autoinducido, el abuso de laxantes o diuréticos y el ejercicio excesivo. A diferencia de la anorexia, el peso de estas personas puede estar dentro de un rango normal o fluctuante.

Trastorno por atracón: Implica episodios frecuentes de ingesta rápida y excesiva de comida, sin conductas compensatorias posteriores, lo que puede conducir a sobrepeso y problemas asociados.

Trastorno Restrictivo de la Ingesta Alimentaria (ARID): Se caracteriza por una ingesta muy limitada o evitación de alimentos específicos sin preocupación por la imagen corporal, lo que puede generar deficiencias nutricionales y preocupación familiar. 


El origen de estos trastornos es multifactorial, incluyendo componentes genéticos, psicológicos, socioculturales y ambientales. Factores como la presión social hacia cánones estéticos rígidos, situaciones familiares conflictivas, trastornos emocionales y baja autoestima contribuyen en su desarrollo.

El tratamiento integral requiere un equipo multidisciplinario que suele incluir médicos, psicólogos, nutricionistas y psiquiatras. La intervención nutricional busca restaurar un peso saludable y promover hábitos alimentarios normales, mientras que la terapia psicológica (especialmente la cognitivo-conductual) trabaja sobre las distorsiones cognitivas y emocionales subyacentes. En algunos casos, se utilizan medicamentos para tratar síntomas concomitantes como ansiedad o depresión. 


Para la comunidad, es fundamental promover un enfoque preventivo y de apoyo, incluyendo consejos como:

  • Favorecer ambientes familiares y sociales donde la comida no sea un motivo de conflicto ni de censura, sino una oportunidad de disfrute y encuentro.
  • Evitar mensajes simplistas o negativos sobre el cuerpo y la alimentación, cuentos como dietas extremas o idealizaciones de un cuerpo “perfecto”.
  • Fomentar una alimentación variada, suficiente y equilibrada, integrando todos los grupos de alimentos sin tabúes ni culpabilizaciones.
  • Estar atentos a señales de alarma como cambios bruscos en el peso, obsesión con la comida o el cuerpo, rituales alimentarios, aislamiento social o cambios de ánimo. Ante estas señales, acercarse con empatía y recomendar ayuda profesional o espacios de contención.
  • Promover la diversidad corporal y cuestionar los estándares impositivos por medios y redes sociales, educando en autoestima y respeto hacia uno mismo y los demás.
  • Reconocer que los TCA requieren atención especializada y que el acompañamiento emocional de la familia y comunidad es clave para la recuperación.

En definitiva, construir una cultura que valore la salud integral y el bienestar emocional por encima de los estereotipos corporales es una responsabilidad colectiva. La sensibilización y educación desde la comunidad pueden ayudar a prevenir nuevos casos y brindar apoyo a quienes viven con estos trastornos, recordando siempre que nadie debe enfrentar esta lucha en soledad.

 

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