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¿Qué color te pinta hoy?

La vida en colores y cómo podemos hacer funcionar los tonos a nuestro favor.
Jueves, 27 de diciembre de 2018 a las 00:00

Por M. Elena Baggio

Es época de celebraciones y todo se tiñe de rojo, verde y blanco. Nos invade el espíritu de las fiestas y combinamos deco y outfits como nunca.  No importa el lugar, los clásicos cruzan fronteras y tanto acá como del otro lado del río ese trío refleja la Navidad y la llegada de un nuevo año.  Esto sucede en gran parte por lo que tradicionalmente expresan los colores y el efecto que cada tono tiene en el estado de ánimo de cada persona. Para Carolina Aubele,  diseñadora y autora del libro “Secretos del vestidor”, los colores hacen explícitos nuestro estado anímico, nuestra forma de ser, nuestra personalidad y recurrimos a ellos muchas veces inconscientemente”.

Es por ello que para el caso en cuestión la autora describe, “el rojo es impacto, representa la sangre, el corazón, es ego, red carpet, muy acá estoy yo”, de ahí que es fácil asociarlo al personaje regalón de la noche del 24 (trabajo que capitalizó convenientemente la bebida cola hace añares) y que muchas veces se elige vestir en Nochebuena. El verde, en tanto,  “es vitalidad, salud, naturaleza y calma; y el blanco representa pureza, paz y buenas energías”, justo cuando necesitamos una “tabula rasa” para dar inicio a otro año de nuevas historias.

¡Qué pinta!
Hasta acá un ejemplo sencillo y a la mano para hablar de colorimetría: el estudio del color y cómo cada uno repercute en nuestra autoestima, imagen y personalidad.  Veamos. Esta ciencia divide a la paleta cromática en tonos fríos y cálidos y si bien deja entrever que puede haber un color para cada quien la clave está en pegarse a la gama adecuada y dar en el blanco de lo que más nos favorece.

 

Para ello, indica Aubele,  primero es necesario testear cada tonalidad sobre nuestra piel colocando un paño de tela de tinte frío sobre el pecho, el plateado es perfecto,  y luego otro cálido como el dorado. Frente al espejo, preferentemente con luz natural, se analizan las luces y sombras que cada uno irradia sobre el rostro y se elige el más sentador. “Enseguida notarán que con uno de los dos el rostro cobra vida, mientras que con el otro la expresión se empobrece. Así, si la cara se ilumina con el plateado la carta de colores que la realzará será la del grupo frío, y si en cambio se ilumina con el dorado, la gama adecuada irá en dirección a los cálidos”, describe la especialista.

Lo bueno de conocer la paleta personal que armoniza con el propio ser y el sentir es que a partir de ahí, el camino se allana, y ya sea para una entrevista laboral, una cita, un evento formal o un paseo casual, el qué me pongo deja de ser un cuestionamiento.  Es que, al igual que sucede con un cuadro, con el color correcto se pueden acentuar rasgos, destacar ciertas zonas y disimular otras de manera de crear la mejor imagen que coincida ciento por ciento con la propia personalidad.

 

 

 

Color, color…
Más allá de definir los tonos que más nos favorecen también es interesante saber que histórica y culturalmente los colores hablan por sí solos, expresan significados que es bueno manejar para ajustar aún mejor los que se elijan para cada situación. Tomá nota.
Colores cálidos
Rojo: es el color de la sangre, denota pasión, energía, poder y pide reconocimiento. Quien lo lleva muestra una seguridad implacable, y es perfecto para aquellos que tienen la fuerza para llevarlo.

Naranja: es el color de la diversión, es alegre, remite a las buenas vibras y a las buenas relaciones sociales. Es lo original y exótico y tiene la fuerza de provocar entusiasmo.

Amarillo: el color del sol y de la energía. Transmite felicidad y vibraciones positivas, simboliza abundancia y riquezas. Sólo lo soportan ciertos tipos de  pieles (nunca las rosadas y blancas), especialmente las bronceadas, pero se necesita una personalidad pum para arriba para llevarlo con actitud ATR.

Blanco: es la presencia total de luz. Simboliza el inicio, las nuevas posibilidades, por eso es un color iniciático en muchas culturas, se usa en bautismos, casamientos, fiestas de año nuevo. Realza la mirada de quien lo usa, aunque atención, también marca todos los defectos del cuerpo, las arrugas y las manchas de la piel.

Rosa: simboliza el amor y la energía femenina creadora. Es calma, tranquilidad  y en sus diferentes gamas tiende a la melancolía romántica.

Marrón: es el color de la tierra y el trabajo. Brinda calidez a un conjunto y a su vez permanece neutral. Es ideal para ropa de trabajo y para el tiempo libre combina con todo.  

 

Colores fríos
Azul: es un color conservador que representa confianza, compromiso, respeto. Su amplia gama de tonalidades abre un abanico de posibilidades que van desde la comodidad del jean, pasando por la autoridad de los uniformes, hasta el compromiso y la confianza que refleja el traje sastre y al que tanto recurren los políticos, por ejemplo.

Violeta: es el tono de la alta magia, es místico y pasional. Es propio de las clases altas y jerárquicas en distintas religiones. Nota mental: cuando tiene algo de gris y no es muy chillón se vuelve muy elegante.

Verde: representa la frescura y el vigor de la naturaleza. Es la calma y la sabiduría. Dentro del verde hay muchos matices, más cálidos, luminosos y muy femeninos. Combina muy bien con colores claros clásicos como beige, gris, manteca y nude.

Gris: muchos lo consideran el camuflaje urbano por excelencia. Es discreto, elegante y eterno. Muestra eficiencia y compromiso y es muy funcional para ámbitos laborales.

Negro: es la ausencia de luz, un color misterioso, poderoso, dominador, erótico, sexy, neutro. Se relaciona con la maldad, el peligro y la rebeldía. También con el luto por su carácter riguroso. Se usa en cualquier momento y a toda hora, no falla, y queda bien en el 95% de los casos. ¿Será por eso que el vestidito negro se convirtió en clásico?

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