NIDO BLANDO

Maravilla Plantey

Hace esquí en los cerros del mundo. Subió al Monte Sinaí en camello. Siguió al sol por la Tierra durante un año. Rema en el Limay como rema en la vida y nos sorprende con cada cosa que hace.
viernes, 28 de diciembre de 2018 · 14:32

Por Maria Marta Martinez

Lo conocemos por sus logros deportivos, por sus emprendimientos y creatividad. Lo conocemos por su blog “Neuquinos por el mundo”, por los premios que recibe por su aporte social. Este neuquino de 36 años es de espíritu inquieto, viajero y arremetedor. Se llama Enrique Plantey, vive en Buenos Aires y, mientras la cursada (estudia Derecho) y el trabajo se lo permiten, viaja por las nieves del mundo luciéndose con su monoesquí.

SEGUIR EL SOL

En 2010, junto a un amigo, Enrique dio la vuelta al mundo durante un año en el que pasó por 25 países de 4 continentes. Para compartir el alucinante viaje, crearon el blog “Neuquinos por el mundo”. ¿Cómo se decide dar la vuelta al mundo?

Fue un viaje que planeamos durante un año con la idea de ir siguiendo el sol, que sea siempre verano. Y me explotó la cabeza, conocer la otra parte del mundo, culturas como la India, el Sudeste Asiático, China, Egipto, además de todo lo divertido que fue viajar. Fue espectacular y me dejó anécdotas como habernos hospedado en un hotel transitorio de Caracas, pagando para dormir por turno, con espejos en el techo y todo, o como subir el monte Sinaí en camello y pasar la noche ahí arriba.

Foto: Enri junto a Javi Marasco dieron la vuelta al mundo. 

Como esquiador profesional, participó en distintas competiciones de esquí como los Juegos Paralímpicos de Sochi 2014. En 2017 obtuvo el 13º puesto en el Mundial de Esquí Alpino celebrado en Eslovenia y en 2018 volvió a competir en los Juegos Paralímpicos de Pyeongchang 2018, donde fue el abanderado de la delegación argentina en la apertura de los juegos. ¿Cómo se gesta en tu mente cada nuevo desafío deportivo?

Yo lo miro al revés. No concibo mi vida sin hacer deporte, sobre todo deportes en la naturaleza. Me gusta mucho el entrenamiento, necesito diariamente estar entrenado, sea para irme a las Olimpíadas, a un mundial o para ir a divertirme con mis amigos. Me gusta perfeccionarme, estar bien en el aspecto físico, sentirme bien yo. Ahora que paramos un poco con el esquí me metí con el surf. Voy todos los fines de semana a Mar del Plata, estoy por irme con los chicos a un viaje de surf por la Patagonia y después me voy a Brasil. Lo que hago me gusta hacerlo bien y soy bastante cebado con este tema (risas).

Foto: Enrique fue abanderado de la delegación argentina y se consagró como el 11° mejor del mundo en los Juegos Paralímpicos de Pyeongchang 2018, en Corea del Sur. 

¿Cómo llegas a las competencias de alto rendimiento?

Se fue dando todo de forma muy natural. Yo empecé a esquiar como un turista más. Después me fui a EEUU a trabajar por 4 meses y vi que había todo un mundo detrás del esquí, que había personas que esquiaban y que competían y eso me abrió una ventanita de alerta. Después de la vuelta al mundo volví convencido con eso, no sé por qué, y arranqué a entrenar. Encontré a una persona que había llevado a unos chicos a las Olimpíadas de Vancouver 2010 y un poco con él y mis ganas, fui cumpliendo objetivos, empecé a competir y era algo imparable.

ALTAS LLANTAS

3Pi Mobility  es un emprendimiento que fundó junto a su amigo Mariano Tubio en el cual desarrollaron un dispositivo de acople que transforma cualquier silla de ruedas en una bicicleta. ¿Cómo nace 3pi?

Un día le cuento a mi profe de remo de Buenos Aires que quería una bici y pero acá lo que te ofrecen es como una bicicleta integral y te tenés que bajar de un aparato para subirte a otro. Entonces el me puso en contacto con Mariano que tenía un acople para la silla de ruedas. Lo fui a visitar a su casa, me quedé a cenar, me prestó su bicicleta y se la devolví 2 años después (risas). Obviamente, nos hicimos muy amigos y después socios en 3pi Mobility. Estuvimos 3 años haciendo prototipos, contratamos a dos Ingenieros Industriales y empezamos con la producción. Para enero esperamos tener los 2 primeros modelos, una eléctrica a batería de litio y la otra que es una bici manual, como la que uso yo.

¿Qué crees que va a generar cuando esté a la venta?

A mí me cambió la vida y la forma de transportarme en Buenos Aires. La bici te da una libertad muy grande y la gente me frena en la calle preguntándome dónde se consigue, para un amigo o para un pariente. Vemos que la gente la necesita. Cuando arrancamos no existía algo así en ningún lado. Ahora hay un par afuera (del país) pero no nos preocupa porque nuestro fin es que estén, no importa sin son las nuestras o no, la gente lo tienen que conocer y sobre todo en el interior del país.

¿Cómo te hace sentir saber que una creación tuya puede cambiar la vida de muchas personas?

Lo experimento en la calle todo el tiempo, cuando me voy a trabajar o a entrenar, me doy cuenta de cómo cambia la mirada de las personas cuando la gente nota en vos esa independencia, libertad. Las personas que estén en silla y lean esto se darán cuenta de lo que hablo. Eso es lo que más me entusiasma porque ligado a este emprendimiento hay una razón social que es el motor de todo esto.

NEUQUÉN, LA LINDA

Foto: Enrique no concibe la vida sin amigos. Aquí en el muelle de San Martin de los Andes.

¿Qué es Neuquén para vos?

Es mi casa. Es donde crecí y me formé, donde están mis amigos, mi familia. Es donde aprendí a esquiar. Es todo lo que soy. Nos criamos en el campo, en Loncopué, un pueblo donde el 80 por ciento es gente conocida y amiga. Una de las cosas que más agradezco a mis papás es haber tenido una infancia tan pura, llena de valores, tan alejada de la vida que tengo ahora. Loncopué es un hermoso lugar.

Foto: no creo haber remado en otro lugar de río más lindo que en el Limay. Yo aprendí ahí. Es lo que más me gusta de Neuquén, el contacto con la naturaleza.

MARAVILLA PLANTEY

¿Por qué crees que todo lo que haces llama la atención?

No sé. Realmente, lo que me pasa es que nunca hago las cosas para demostrar que se puede, todo lo que hago es porque me gusta, porque realmente lo disfruto y porque me hace bien, me hace feliz.

Tuviste un profe de educación física del secundario (Raúl) que siempre te motivó a seguir practicando deportes como el básquet, vóley o handball al igual que el resto de tus compañeros. A los 14 años, la jefa del equipo argentino de esquí adaptado te invita a participar de una clínica y así dejaste de ser un turista en la nieve. Te encontraste con una persona que te llevó al mundo de la competición. ¿Por qué crees que ciertas personas aparecen en nuestras vidas?

Soy una persona muy creyente y creo que Dios ayuda mucho a ponerte personas en el camino que te hacen bien y a esas personas uno no las quiere dejar, tenemos que disfrutarlas. En el caso de Raúl, me ayudó mucho. Yo era muy chiquito, iba al Colegio Don Bosco. Yo venía del palo de jugar al fútbol todo el día y cuando vuelvo al colegio después del accidente él me puso a hacer las mismas cosas que hacían los demás y eso me ayudó a no sentirme diferente y a que mis compañeros vean lo mismo que yo, que podía hacer cualquier cosa y que los límites no te los pone nadie, los encontrás y los superas vos. Fue un gran aprendizaje.  

En muchas entrevistas dijiste que “la discapacidad es algo social”. ¿Por qué?  

Estoy convencido de es así. Nos criaron mostrándonos que la silla de ruedas era algo malo. Pero las cosas están cambiando y capaz que en un futuro a tus hijos o nietos no les llame la atención ver a una persona en silla de ruedas o quedar en silla de ruedas no sea pensar: "No tengo futuro". Es muy loco todo porque cuando tuve el accidente, que fue hace mucho, yo no sabía que se podían hacer muchas cosas de las que estoy haciendo. Y la verdad es que se puede hacer de todo y más, si la gente que te rodea cree que las podes hacer, como dar la vuelta al mundo, como tener hijos, como tener una vida súper normal, ser una persona exitosa o todo lo contrario.

Superó un horrendo accidente automovilístico con sólo 11 años, transitó el colegio como uno pibe más, pasó por las montañas del mundo como un campeón y creó un medio de transporte revolucionario para nuestro país. ¿Por qué nos deslumbra cada cosa que hace? Nos quedamos pensando en que, tal vez, ya es hora de evolucionar para que todo lo que él hace nos maraville por su espíritu de libertad y que transportarse en silla de ruedas sea solo un detalle, un elemento más de su ser.

 

 

 

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