Nido Antihéroes
La maravillosa historia del sabio de Villa Pehuenia
Pasó más de un año y medio en estado de meditación. Después de una vida de barricadas físicas y mentales, de pánicos y fobias; el escritor, músico, fotógrafo y profesor de historia Cristian Duarte encontró en la Villa la forma de habitar el mundo en paz. Desde ahí y desde entonces; aliviana el dolor del mundo, para los que el mundo duele.Por Mime Mascaró
Un hombre roto. En todo lo hermoso y trágico de la ruptura Hombre roto que junta los pedazos. Sigue. Jarrón. Forma. Recipiente.(Porque el vacío del silencio puede resultar fascinante.) Cristian Duarte actualmente vive en Villa Pehuenia, a donde llegaría después de una vida de profundo dolor y búsqueda.
Cristian aliviana el dolor del mundo, para los que el mundo duele.
Hoy sublima su vía crucis de neurosis, fobias y ataques de pánico, trascendiéndolo sendero para otros, poblándolo de revelaciones que adquieren formas y lenguajes de música, documentales y libros.
Oscura intimidad
En su libro “De Occidente a Oriente”, el autor se entrega y nos entrega su vida. Como sacrificio pagano para la salvación de los que vendrán: “Renuncié a mi trabajo y estuve como un año y medio más o menos meditando, me hice ermitaño, agarré mi casa, la fui convirtiendo en una ermita, y medité sin parar, porque sentía que no estaba preparado, o curado, de mis fobias y mis miedos, para venir a Patagonia, para enfrentar todo lo que me esperaba en Patagonia. Y así estuve un año y medio. Y así entendí todo. Escribí mi libro, hice mis cortos experimentales para la meditación. La música y la fotografía, me acompañaban desde antes”, nos cuenta en nuestras largas charlas de wasap.
A esta exquisita forma de existir no llegaría de la noche a la mañana, más bien lo conduciría la larga noche que resultaron ser los días de su vida.
Pehunia y el renacer de Cristian. Foto: Cristian Duarte
En su libro, lentamente -como sucedió en su experiencia- se ve el entramado mental que iba tejiéndose en él: la muerte, la vida que no tiene sentido, la violencia, el encierro. “En mi infancia se traza un borrador de mis trastornos futuros, aquí está el alimento que engordó mis formaciones neuronales”, afirma y describe con un realismo brutal y descarnado, la tortura de sus ataques de pánico que lo esclavizarían la mayor parte de su vida: “Todo era discutido, en asamblea permanente, por la mente y sus voces, porque mi mente tiene varias voces. Aquí también hago un paréntesis, porque hace rato que a mi mente la llamo ´La Asamblea'. Comencé a construir una vida totalmente fuera de la realidad, donde todo era dirigido a partir de evitar situaciones que no podría soportar.”
Salida de emergencia
Casualidad o cinismo metafísico, el ser humano cuando se siente encerrado en un entorno de peligro busca un salida de escape, una puerta de emergencia. Afuera, todo para afuera. Lo mismo hizo por muchos años Duarte: terapia, analisis, psicólogos, psiquiatras (20 años de terapia, 7 terapeutas distintos y 3 psiquiatras para ser más exactos), “Un viaje por Occidente” llamó en su libro a esta etapa de su vida. “La solución de Occidente al sufrimiento humano es la terapia.” afirma.
Y nada. Pero del nada malo. Del nada que estanca. Del que inmoviliza. Del nada que aturde.
Y así llegó hasta las puerta de la otra. De la nada que está adentro. La que libera. La nada que apacigua, la que le enseñaría el camino hacia lo que él llamaría su “Viaje a Oriente”. Y así surge por primera vez la pregunta que sería un antes y un después en su vida ¿Qué es la meditación? ¿Cuál es su fin? ¿Cuáles sus beneficios? “Esta disciplina me resultaba una galaxia lejana. Pero si la terapia psicológicamente parecía un matrimonio terminado, podría hacer como esos tipos que se van a comprar cigarrillos y no vuelven más.” Y él, no volvió más.
Cuando la salida es para adentro. Al interior profundo. De la Patagonia y de uno mismo. Ph: Cristian Duarte.
Just don´t do it
“Tomé el camino inverso, en vez de ir a chocarme con el problema, la postura fue, ¡Que se resuelva solo! Me retiro. No más búsquedas, no más acción. Que la mente, el mundo y el universo, hagan lo que quieran. ¿Cómo voy a impedir el devenir de cualquier acontecimiento? ¿Cómo lo podría hacer?, si cada acto es la suma de muchos otros actos. Los humanos nos acostumbramos a que, lo que no nos parece bien lo cambiamos, aunque sea creación de la naturaleza. Cambiamos el curso de un río y ponemos una ciudad, con los años el río sigue su curso y ¡por dios! ¡Qué catástrofe! Estaba tratando con una misión gigantesca e inalcanzable, ante semejante aventura ¿Qué voy a hacer? Y lo que me puse a hacer a partir de allí fue Nada. ¿Y qué es hacer nada? No fue tan claro esa mañana, ni los días siguientes, pero con las semanas comienza a cambiar de una manera radical todo. Lo que pasó fue muy simple, la mente no tuvo a dónde ir, los pensamientos no tenían a quién herir ni conmover, la asamblea seguía en su charla pero no había quien la escuche.Eso que imaginaba, pensaba, y creía que era “yo” simplemente se esfumó. No se fue a ningún lado. Estaba allí, pero no era yo, o por lo menos no era la persona sentada allí. Todas las pequeñas cosas que creía entender y no podía acomodar en el rompecabezas se esclarecieron, no por una lógica o un razonamiento, sino porque no tenían sentido esclarecerlas.
En la misma búsqueda está la trampa. El querer explicar los asuntos, el pensarlos y repensarlos con la mente, ello mismo era el problema.
No razonar, desaparecer. Otra forma del ser. Ph: Cristian Duarte.
En primera instancia la reflexión fue. ¡Sufrí años y ahora me encuentro con que ni siquiera soy! Sólo dio para reírme. La risa más sincera y relajada que jamás tuve.”
Desocupado
“Así que comencé un duelo, tremendo duelo, en silencio, internamente lo sentía como una muerte. La muerte de todos los miedos juntos. Que no querían morir, se me hizo bastante complicado estar fuera del alcance de sus gritos, la asamblea otra vez en sesión y yo mirando a todos a la cara como diciendo,
¡No importa lo que me digan, no hay vuelta atrás! Los asambleístas miran atónitos cómo subo las escaleras hacia la oficina de personal. Luego de 21 años, el viernes 25 de agosto firmo la renuncia. Los asambleístas lloran y se abrazan, en medio de tan conmovedora escena uno de ellos grita. ¿Y ahora qué vamos a hacer, de qué vamos a vivir? Todos lo miran, se hace un silencio de reflexión, pero gana la emoción y vuelven a abrazarse y llorar.
La imagen se funde en negro mientras suena de fondo los 5 minutos finales de Parsifal. Entrando a septiembre del 2017 ya soy un desocupado.”
El viaje de la meditación
“Ahora que la libertad está en todos lados, las 9 horas diarias de trabajo me parecen un despropósito, digno de este sistema. Estas 9 horas, hoy son un regalo maravilloso. Puede parecer la descripción de alguien que ha perdido el juicio pero, lo que más me apasiona estos días es ver cómo florecen los árboles, como si fuera un cine, el fondo de mi casa me entrega un espectáculo sin igual.
En mi desesperado intento por escapar del suicidio pude vislumbrar este regalo. Pero asumo que no es tan fácil verlo. No hay ninguna dirección en la mente, la asamblea se está dando por vencida, está cansada de buscar líos y solo encontrar paz. Lentamente sus miembros comienzan a renunciar.” narra en su libro Cristian.
¿Así será la hermosa nada mental de Duarte?. Ph: Cristian Duarte.
La parábola de la hormiga
Este hombre que de chico pasaba interminables mañanas identificando hormigas, preguntándose ¿Cómo pueden llevar palitos tan grandes sobre sus endebles cuerpos?, no se imaginaba entonces cuánto de esa hormiga y de ese peso tendría en el futuro su propia vida. Ignoraba que era el Universo hablándole de la sabiduría, contándole que muchas veces se parece a una hormiga transportando un peso imposible en términos humanos.
Su libro, "De Occidente a Oriente" se puede conseguir vía Amazon. Su música se puede disfrutar en YouTube bajo el seudónimo de "Un morloc"; y sus documentales experimentales para la meditación, en un canal privado al que se accede vía mensaje directo. Para disfrutar más de su obra fotográfica seguilo en redes @arte_en_silencio.