Newell’s atraviesa uno de los momentos más delicados de los últimos años. Lo que parecía una semana de alivio, luego de garantizar la permanencia en Primera, terminó con un nuevo escándalo institucional: el plantel profesional decidió no presentarse al entrenamiento en protesta por los tres meses de sueldos que les adeudan.
La decisión fue tomada en conjunto, respaldada por los referentes y motivada por el hartazgo ante las promesas incumplidas de la dirigencia encabezada por Ignacio Astore. El reclamo incluye una situación crítica para los juveniles, quienes, según trascendió, vienen sosteniendo gastos básicos con ayuda de sus compañeros o familiares.
El malestar no se detiene ahí. Los jugadores sienten que fueron engañados con fechas de pago que nunca se cumplieron y aseguran que “ya no dan más”. La medida llega en un momento caliente del calendario: el equipo debe recibir a Racing en el cierre del Torneo Clausura, aunque por ahora nadie garantiza la presencia del plantel si no hay respuestas concretas.
En el Parque Independencia la tensión crece minuto a minuto. La Lepra esquivó el descenso dentro de la cancha, pero fuera de ella sigue sumergida en una crisis profunda. Mientras tanto, la dirigencia intenta contener la situación y promete una reunión urgente para intentar destrabar el conflicto.
El caso de Newell’s se suma a los recientes episodios en San Lorenzo y Gimnasia, donde los jugadores también decidieron parar por falta de pago. En el fútbol argentino, las deudas se multiplican y los vestuarios, una vez más, dicen basta.