Una tarde de amor en la cárcel de Viedma terminó de la peor manera. Una mujer, que llegó para compartir una visita íntima con su pareja, acabó con una causa judicial tras encontrarle 37 gramos de marihuana en su mochila. De esta manera, ambos fueron sancionados, ella quedó inhabilitada para ingresar al Establecimiento de Ejecución Penal I, mientras que él no podrá tener beneficios.
La historia arranca en el sector destinado a las visitas íntimas, donde el hombre, de poco más de 30 años, había ingresado con la naturalidad de quien busca un rato de cercanía en medio del encierro. El encuentro transcurrió sin incidentes, con la discreción habitual de esos espacios que intentan humanizar la vida tras las rejas. Sin embargo, al retirarse hacia la salida, la rutina cambió de golpe.
Conectando la escena, la visitante cargaba dos bolsas de tela con recipientes plásticos y una mochila roja. En apariencia, nada fuera de lo común. Pero en el control de pertenencias, la requisa se detuvo en ese bolso. Al abrirlo, apareció un envoltorio de nylon transparente con la sustancia verdosa, prolijamente guardados y compactados, listos para cruzar la frontera entre lo íntimo y lo prohibido.
El hallazgo desató el protocolo automático: la agente a cargo informó a un superior, se constató la veracidad de lo encontrado y se labró el acta. El interno sufrió una sanción fue inmediata: suspensión de visitas y depósitos, notificación en el acto y firma obligada en el documento oficial.