El fútbol argentino vuelve a sorprender… y no precisamente dentro de la cancha. Tras una reunión del Comité de Primera División, Rosario Central fue declarado campeón de la Supercopa 2025 por ser el mejor equipo de la tabla anual. Sí, leyeron bien: no hubo final disputada ni definiciones en el césped; el trofeo llegó directamente a manos de Fatura Brow, Ariel Holan y el presidente del club, en un operativo que más pareció desfile que entrega de galardones.
El anuncio, que generó sorpresa, debates y más de un levantamiento de cejas, tuvo lugar en Puerto Madero y dejó en evidencia la influencia que algunos clubes parecen tener en los escritorios del fútbol argentino. Mientras Central celebraba, Platense, que debería haber jugado la Supercopa Internacional, se quedó mirando, impotente, mientras la estrella se sumaba a la vitrina sin mover un pie.
El presidente de Rosario Central no dudó en exhibir el trofeo y brindar declaraciones cargadas de satisfacción: “Este reconocimiento nos honra y refleja el gran trabajo del club durante toda la temporada”, afirmó. Detrás de él, la comitiva incluía a Ariel Holan y, curiosamente, a Ángel Di María, que no pisó una cancha para esta estrella, pero sí posó para la foto institucional.
La polémica se suma a la larga lista de decisiones arbitrarias y cambios de formato que caracterizan al fútbol argentino, donde a veces el “mérito” en los escritorios pesa tanto como en el césped. La Supercopa Internacional, que debería enfrentar al campeón local con un ganador internacional, quedó cancelada por la misma resolución, mientras los debates sobre el futuro del torneo, los interzonales, las ventanas FIFA y los ingresos de los clubes continuarán hasta el próximo cónclave.
Mientras los hinchas de Central disfrutan del trofeo y otros miran con incredulidad, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿hasta dónde llegará el fútbol desde el escritorio y cuánto queda del fútbol real? Una cosa es clara: en Argentina, la polémica y la sorpresa siempre están incluidas en el paquete de cada temporada.