Lanús vuelve a plantarse en una final continental y lo hace con un detalle que no es menor: varios de los pilares de este equipo regresaron al club para vivir exactamente este momento. Este sábado, desde las 17, en La Nueva Olla de Asunción, el conjunto de Mauricio Pellegrino se medirá ante el Atlético Mineiro de Jorge Sampaoli con un plantel donde los apellidos fuertes están más vigentes que nunca.
Uno de ellos es Carlos “el Cali” Izquierdoz, el jefe del fondo y capitán indiscutido. Su vuelta en 2024 no solo reforzó la defensa: también reabrió una historia personal que vuelve a cruzarlo con Mineiro, el mismo rival ante el que falló un penal defendiendo la camiseta de Boca en la Libertadores 2022. Hoy, en modo revancha y con el brazalete en el brazo, el Cali tiene la chance de escribir un final muy distinto y de regalarle a Lanús otra estrella internacional.
Otro regreso clave fue el de Marcelino Moreno, que volvió en 2024 tras su paso por Coritiba y tres temporadas en la MLS. El “Marce”, como lo bautizaron en Cabrero y Guidi, llegó enchufado desde el primer día y rápidamente se convirtió en una de las figuras del equipo: conducción, pausa, desequilibrio y peso en los partidos calientes. Goles, asistencias y participación directa en los momentos decisivos justifican por qué hoy es una de las grandes cartas del Granate en esta definición.
En ese mismo mercado de retornos se sumó Eduardo “el Toto” Salvio, un hijo pródigo cuya carrera lo llevó por Atlético Madrid, Benfica, Boca y Pumas de México. Con experiencia internacional de sobra, el Toto vino para darle jerarquía y gol a un equipo que necesitaba aire fresco arriba. Lo cumplió con creces: dos tantos, dos asistencias y presencia permanente en los avances que encendieron la ilusión. En sus palabras, volvió para esto. Y está a un paso.
El caso de Lautaro “el Laucha” Acosta es distinto, pero igual de simbólico. Volvió mucho antes, en 2013, tras su paso por Europa y Boca, y desde entonces se transformó en bandera y leyenda viva del club. Si bien hoy no suma tantos minutos, su peso en el vestuario es innegociable: liderazgo, mística y un sentido de pertenencia que atraviesa generaciones. El Laucha es la voz interna que ordena, empuja y contiene.
Cuatro historias distintas, un mismo destino compartido: todos volvieron para que Lanús volviera a pelear cosas grandes. Este sábado, bajo el calor de Asunción, buscarán darle al Granate su segunda Copa Sudamericana y cerrar un círculo que, para ellos, siempre tuvo un punto de partida muy claro: el amor por la camiseta.