El arbitraje argentino atraviesa uno de sus momentos más delicados de los últimos años. A los cuestionamientos habituales por fallos polémicos, sospechas de favoritismos y un VAR cada vez más resistido, ahora se le suma una guerra interna entre los gremios que representan a los jueces del fútbol local.
El conflicto estalló cuando el Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina (SADRA) publicó un fuerte comunicado denunciando irregularidades en las designaciones, presiones “estructurales”, maniobras que habrían deteriorado la transparencia del sistema y una supuesta “exclusión injustificada” del sindicato en los últimos siete años.
Según la entidad, incluso se realizaron denuncias judiciales y ante organismos deportivos por presuntos intentos de manipular resultados, sin obtener respuestas. En su mensaje, SADRA sostuvo que atraviesa “una nueva etapa” en busca de mayor transparencia y cerró con un llamado directo a “un arbitraje honesto y transparente”.
La respuesta de los otros dos gremios no tardó en llegar.
Por un lado, la Asociación Argentina de Árbitros (AAA), histórica referente del sector, rechazó por completo la postura de SADRA. En un comunicado firmado por su Comisión Directiva, calificó al sindicato denunciante como un sector “sin representatividad”, desconocedor del presente del arbitraje y responsable de instalar una “campaña de desprestigio” en redes sociales.
UADA, la Unión de Árbitros Deportivos de Argentina, fue incluso más contundente. La entidad aseguró representar a más de 800 árbitros del interior y acusó a SADRA de actuar con “oportunismo”, “mentiras” y una “absoluta falta de representatividad”. Según su comunicado, el gremio denunciante cuenta con apenas 14 afiliados, cinco en actividad y mezcla “lo razonable con lo absurdo” para instalar sospechas sin sustento. Además, defendió el sistema de designaciones y negó tajantemente cualquier irregularidad.
La pelea gremial llega en medio de un clima social enrarecido, donde la confianza en el arbitraje está por el piso y los errores se discuten fecha tras fecha. En ese contexto, la fractura entre los propios representantes del sector profundiza la crisis institucional y deja expuesto un panorama complejo: mientras SADRA reclama reformas profundas, AAA y UADA cierran filas y respaldan el actual funcionamiento, en una disputa que golpea directamente al corazón del fútbol argentino.