Lo que empezó como una noche con tintes de reencuentro, por el regreso de Carlos Tevez al Libertadores de América, terminó con escándalo. Independiente perdió 2-1 ante Talleres en un duelo que parecía tener controlado y que se le escapó. Pero más allá del resultado, lo que marcó el cierre fue una gresca sobre el final que incluyó insultos, empujones, piñas al aire y dos expulsados.
El conflicto estalló en el círculo central, cuando el mediocampista uruguayo Carlos Fernández Cedrés y el defensor venezolano Miguel Navarro intercambiaron empujones y palabras subidas de tono. Enseguida, Gabriel Ávalos se metió en el asunto con un empujón a Navarro que desató la furia del visitante y provocó la intervención de varios jugadores de ambos equipos.
Entre los que intentaron calmar el caos apareció Guido Herrera, arquero y referente de la T, que actuó como pacificador y le exigió a Navarro que abandonara el campo para evitar más sanciones. Sin embargo, el árbitro Ariel Penel ya había decidido: roja para Navarro y también para Fernández Cedrés. Ambos se retiraron con protestas, mientras el tumulto seguía con gritos e insultos desde ambos bandos.
Del lado de Independiente, el arquero Rodrigo Rey fue uno de los más enérgicos en reclamar por lo que consideró una provocación previa. Talleres, por su parte, exigía que Ávalos también viera la roja por su participación directa en la trifulca.
Penel justificó su decisión explicando que Cedrés “reaccionó con una piña” luego de ser agredido, mientras los planteles se replegaban rumbo a los vestuarios y la tensión tardaba en disiparse.
En lo futbolístico, el equipo de Carlos Tevez, se quedó con un triunfo trabajado y oportuno. Augusto Schott abrió el marcador a los 26 minutos del primer tiempo. Nicolás Freire empató para Independiente a los 10 del complemento, pero Valentín Depietri sentenció la historia a los 32.
Con orden y eficacia, la T se llevó los tres puntos y dejó al Rojo con bronca acumulada: por el resultado y por la reacción exagerada de sus jugadores.