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Martes 22 de Julio, Neuquén, Argentina
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Eau Rouge, la curva más temida de la Fórmula 1 vuelve a escena

El GP de Bélgica regresa al circuito más largo del calendario, donde la curva Eau Rouge impone respeto, velocidad y peligro. A más de 300 km/h, los pilotos enfrentan uno de los tramos más temidos y letales del automovilismo 

Martes, 22 de julio de 2025 a las 14:22
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Eau Rouge, la mítica curva de Spa-Francorchamps que separa a los valientes de las leyendas

Hay curvas que se toman con técnica. Otras, con coraje. Y luego está Eau Rouge, esa línea invisible entre la gloria y el abismo. Este fin de semana, la Fórmula 1 vuelve al legendario circuito de Spa-Francorchamps, sede del Gran Premio de Bélgica y hogar de una de las curvas más emblemáticas, peligrosas y respetadas de todo el automovilismo.

Con sus 7,004 kilómetros, Spa es el circuito más largo del calendario. Pero la distancia queda en segundo plano cuando se llega a ese punto exacto del trazado: un pequeño giro a la izquierda seguido de una brutal subida ciega que exige a los pilotos mantener el pie a fondo mientras sus monoplazas rozan los 320 kilómetros por hora. Es en esa fracción de segundo, sin margen para el error, donde el brasileño Ayrton Senna supo decir que “hablaba con Dios”.

No es una exageración. Eau Rouge, llamada así por el arroyo de agua rojiza que atraviesa esa parte del trazado, rica en óxido de hierro, se cobró varias vidas a lo largo de la historia. El alemán Stefan Bellof perdió la vida allí en 1985, y más recientemente, el joven francés Anthoine Hubert falleció en un trágico accidente durante una carrera de F2 en 2019. Su amigo y compatriota Pierre Gasly aún lo recuerda cada año llevando flores al lugar donde terminó su historia.

En este 2025, el Gran Premio de Bélgica marcará la 13ª fecha del Mundial de F1, y todas las miradas volverán a posarse sobre ese sector del circuito que no perdona dudas. Para Franco Colapinto, que transita su primera temporada en la elite con Alpine, será una prueba de fuego. No solo por la exigencia técnica del trazado, sino porque esta curva exige algo más: fe, precisión y nervios de acero.

Cada vez que la Fórmula 1 pisa Spa, se activa una mezcla de nostalgia, adrenalina y respeto. Eau Rouge no es solo un pedazo de asfalto: es historia, es vértigo, y es también un recordatorio de que, en la F1, a veces el límite entre el riesgo y la leyenda está a tan solo una curva de distancia.

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